Nueva York, Nueva York – En un burdo acto de represión y pisoteo de la sagrada libertad de expresión, el espectáculo de sátira política del dúo «Los Juanes del Pueblo» fue víctima de la censura oficialista, al ser interrumpido en pleno acto durante el Banquete de la Parada Puertorriqueña de Nueva York que era ofrecido en Manhattan. Justo cuando Ángel Vázquez y Ernesto Concepción, los integrantes de este grupo, se prestaban a satirizar al Gobernador Aníbal Acevedo Vilá, les apagaron el sonido y se les dio por terminado el espectáculo; todo indica a que los alcaldes puertorriqueños presentes en el banquete estaban molestos con la sátira presentada hasta el momento, y ejercieron presión para dar por terminada la actividad.


Los Juanes del Pueblo en tiempos más felices

Este ataque despiadado contra la libertad de expresar puntos de vista disidentes del Gobierno (repudiado incluso por El Colegio de Actores) fue diáfanamente un acto de censura de parte de políticos cobar–

[INTERRUPCIÓN POR PARTE DEL GOBIERNO DE PUERTO RICO]

En nombre del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, hacemos un paréntesis en este reportaje para opinar que Nos parece de mal gusto, y que está desatinado en los hechos que presenta. Sin embargo, Nosotros en el Gobierno respetamos completamente la clase artista puertorriqueña, y jamás pensaríamos en amordazarla, así que ahora, sin ningún tipo de censura en lo absoluto, permitiremos que Nuestros amigos de El Ñame sigan con su reportaje.

[CONTINUACIÓN DEL REPORTAJE ANTERIORMENTE EN PROGRESO]

Volviendo al tema: nosotros, quienes absolutamente somos verdaderamente los escritores de El Ñame y de ninguna manera es el Gobierno haciéndose pasar por nosotros, no señor, quizás nos pasamos con lo que dijimos antes. Haciendo honor a la verdad, el actual Gobierno de Puerto Rico tiene una larga historia de respeto hacia la clase artística: no se le puede hacer caso a lo que dicen algunos periodicuchos de pacotilla, porque el Gobierno actual nunca trató a Awilda Carbia y a Los Rayos Gamma como los trataron Cuchín y Pedro Rosselló, quienes los tiraron a mondongo.


Los Juanes del Pueblo en medio del ofensivo acto que les ganó un tapaboca

Además, hablando claro, quizás no fue mala idea que les apagaran los micrófonos a Los Juanes del Pueblo esos, por atreverse a usar la «sátira» y el «humor» para osar imitar y criticar al Excelentísimo Aníbal Acevedo Vilá: ¡poco les hicieron! En nuestra humilde opinión (que de ninguna manera es la opinión de un entre gubernamental que se esté haciendo pasar por nosotros), debieron haberlos botado de ahí como bolsas y haberlos obligado a limpiar las calles de Nueva York después de la Parada Puertorriqueña con la lengua. Si de verdad ellos hablaran por el típico «Juan del Pueblo» puertorriqueño, estarían cantándole las loas al Gobernador, quien es el Primer Mandatario más amado por su gente y quien más ha hecho por nuestro terruño desde Don Luis Muñoz Marín (¡y cuidado si ya le ha comido las tapas a Don Luis!).


Los Juanes del Pueblo fueron interrumpidos justo cuando se prestaban a tripearse a Aníbal: ¡bien hecho de los alcaldes, para evitar la burla al nuevo Padre de la Patria!

También aprovechamos la ocasión para enfatizar que todas nuestras noticias son viles invenciones de nosotros y que nunca gozamos ni gozaremos de ninguna credibilidad: es por eso que retractamos inmediatamente todos los titulares de nuestro mal llamado «periódico». Entre nuestras mentiras más maliciosas queremos destacar las siguientes: la palabra «soberanía» siempe ha sido utilizada correctamente por nuestro Gobernador; el Pueblo™ está verdaderamente compungido ante las acusaciones del maligno Gobierno Federal contra Acevedo Vilá; y fue una vil calumnia nuestra decir que el Pueblo™ festejó «sosegadamente» su arresto. A la verdad que valemos menos que un peo de ramera: de verdad, ¿por qué nos leen?


Todo es inventado, mi gente: somos un fraude, así como lo oyen… pero mala de ustedes por creerle a un periódico con ese nombre

Bueno, y ya que estamos confesando cosas sobre nosotros mismos (absolutamente por nuestra propia voluntad y sin que nadie esté fingiendo hablar por nosotros), admitimos que somos unos pitiyanquis vendepatria que nos deleitamos en escribir calumnias sobre nuestro Glorioso Gobernador, quien, dicho sea de paso, no es como hemos aseverado varias veces «más feo que una patá’ en las bolas a la medianoche»: eso fue sólo la envidia hablando. Finalmente, nuestra descarada agenda asimilista debería ser obvia para cualquier persona con dos dedos de frente: si quieren una prueba fehaciente, basta sólo con darse cuenta que no somos más que una copia descarada de «The Onion«, predicada en conceptos ajenos a la realidad política puertorriqueña, como lo es la auto-crítica y el aprecio por la sátira. Aquí en Puerto Rico hay que respetar a los políticos y eso de estar escribiendo relajos de ellos, o criticándolos de alguna manera, es una pocavergüenza.