San Juan, Puerto Rico – El Ombligo de la sensual cantante puertorriqueña Ednita Nazario ha hecho un reclamo a través de la organización Amnistía Internacional de que se le «libere» y que su dueña lo deje coger aire de vez en cuando. En su reclamo, indicó que en los años de mocedad y delgadez de Edita, el Ombligo gozaba a menudo de libertad gracias a la ropa provocativa que ésta usaba, pero ahora lo tienen todo el tiempo «escondido y sofocao» debajo de blusas más largas y encubridoras.
El Ombligo, quien se describe a sí mismo como «un innie retozón», aseguró que no encuentra justo que ahora, sólo porque su dueña ha «aumentado par de libritas y envejecido par de décadas», lo mantengan a todo momento detrás de «mamelucos abombachaos» que no lo dejen ver ya la luz del día. «Cuando esta doñita era más joven y se podía bañar con un buche de agua», aseguró el Ombligo, «eso era chulería conmigo: blusas cortitas y ropajes traslucentes o de malla que me dejaban expuesto al exterior, dejándome coger un poco de aire y disfrutar del mundo. Ahora de repente la báscula de baño parece que está siendo media carnepuerco con Ednita, y ahora sí que ni na’ ni na’, y me tienen más encerrao que a una monja en un convento».
Close-up exagerado del Ombligo, cuando todavía se le veía por ahí de vez en cuando
«Te soy sincero», añadió el indignado orificio, «ni recuerdo la última vez que pude disfrutar de uno de nuestros conciertos. Hoy día sólo me doy cuenta que estamos en tarima porque empiezo a escuchar un alboroto allá afuera que no me deja dormir, y porque empiezan a bajarle chorros de sudor a ella que me caen adentro a mí. Antes era un gufeo porque siempre se ponía camisillas cortas y provocativas y yo podía mirar pa’fuera y ver a la fanaticada, las luces, el escenario, todo. Ahora lo que hago es morirme de calor debajo de la ropa negra que siempre se pone para disimular sus nuevas dimensiones, y ensancocharme bien duro por las dos horas que dure el dichoso espectáculo. ¡Exijo libertad!», exclamó iracundo el Ombligo. «¡No es justo que me mantengan encerrado todo el tiempo y que me ahoguen con agua durante los conciertos! ¡Yo no soy un maldito terrorista encarcelado en Guantánamo!».
En efecto, hasta que emitió esta encarecida petición de libertad a través de Aministía Internacional, muchos pensaban que el Ombligo había pasado a mejor vida, o que quizás se había fugado. Laura Gomila, fanática de Ednita Nazario de varias décadas, confesó que «yo pensaba que quizás [el Ombligo] se había muerto y por eso Ednita siempre vestía de negro, en señal de duelo, o que quizás el Ombligo de ella se había fugado con el de Shakira o algo así y Ednita no quería que se supiera». La ex-actriz y ex-senadora Velda González, otrora una celosa veladora de la moral puertorriqueña y creyente de que la letra de la canción de Nazario «Mi Pequeño Amor» contiene mensajes satánicos, manifestó que estaba segura que la cantante estaba tratando de encubrir algo al no querer ya enseñar su Ombligo, «sin duda porque le salió algo mal en algún ritual satánico que efectuó para agradar al Maligno que causó que su abdomen quedara desfigurado».
Ednita Nazario en concierto, y el Ombligo brillando por su ausencia
Ahora que se ha descubierto que el Ombligo sigue vivito y coleando, muchos se cuestionan el raciocinio de la cantante de esconderlo con trajes encubridores. Por ejemplo, Raúl Batista, auto-declarado «fanático número uno» de Nazario, opinó: «Honestamente no veo cuál es el show. Ednita sigue teniendo la voz que siempre ha tenido, sigue siendo igual de carismática que siempre, y, en mi humilde opinión, está igual de buena ahora que antes: ¡ya quisieran muchas mujeres verse así de bien a su edad! ¿Por qué no se deja de cosas y se pone lo que le dé la gana, aunque se le vean par de chichos? Total, si ella se pusiera de nuevo camisillas cortas y escotadas, créeme que nadie va a estar mirándole el Ombligo».
¿Quién se va a estar fijando en su Ombligo cuando pueden estar ligándole las… prendas?
Por su parte, las Tetas de Ednita Nazario declararon que no ven «por qué se queja tanto» el Ombligo por el hecho de que ya no goza de la exposición de la que gozaba antes: «¡Ojalá que Ednita nos dejara de poner en vitrina a nosotras todo el tiempo!», exclamaron éstas airadas.