Washington, D.C. – En respuesta a acusaciones que han volado desde el campo republicano imputándole al Senador Barack Obama, candidato presidencial demócrata, el haber hecho un comentario sexista dirigido a la candidata vice-presidencial republicana Sarah Palin, Obama ha decidido adelantar algunos refranes que los republicanos no podrán utilizar si quieren evitar sonar racistas. Asegurando que «para acomplejado, yo», el senador de Illinois previno a los republicanos que «usar frases de corte tangencialmente racial, como por ejemplo ‘no todo lo prieto es morcilla’, será tomado como una afrenta contra mi persona y contra el pueblo estadounidense».
Barack Obama y su baby mama, «llevando a cabo algún tipo de ritual negroide que seguramente humilla a la mujer», según los republicanos
La situación comenzó con un comentario del Senador Obama sobre la propuesta de cambio del Senador John McCain y la Gobernadora Sarah Palin, sus contrincantes en la venidera contienda electoral, que rezó: «Le puedes poner lápiz de labio a un cerdo, pero sigue siendo un cerdo«; dicha frase fue declarada como una sesgada referencia sexista dirigida a Palin (la única de todos los candidatos, que se sepa, que usa lápiz labial). McCain deploró la frase y le recriminó a Obama que la hubiera usado, a pesar de que el mismo McCain usó exactamente la misma frase porcina en referencia al propuesto plan de salud de la entonces candidata y ahora leal vasalla de Obama, Hillary Clinton. A pesar de la similitud de las circunstancias, en aquel momento a nadie en el campo demócrata le dio un soponcio por el uso de McCain de la frase (quizás en parte porque tácitamente todo el mundo estuvo de acuerdo que «Hillary es una puerca a la que de verdad le hace falta bastante lápiz de labio»).
Hillary Clinton con una cantidad insuficiente de lápiz labial
«Si John McCain se puede poner con estas mariconerías», declaró molesto el Senador Obama, «pues yo también puedo hacerlo. Si el uso de un refrán inofensivo es tomado como un acto malintencionadamente sexista, pues muy bien: de ahora en adelante, cualquier cosa que le salga de la boca a ese cracker anciano será examinada minuciosamente y declarada como racista a la menor provocación. Y por eso de que en guerra avisada no muere gente, voy a adelantarles par de refranes que, si las usara mi ajado contrincante, le vamos a caer encima como chinche. Empecemos por ejemplo con: ‘no todo lo prieto es morcilla’. ¡Qué cosa más racista! Primero que nada, no es ‘prieto’, sino ‘afroamericano’; segundo, la imagen de la morcilla es claramente una cochina referencia sexual de un estereotipo sobre los negros (yo sí puedo decir esa palabra), la cual, aunque cien por ciento acertada (¿oyeron, chicas?), no tiene lugar en un discurso civilizado».
McCain: eventualmente racista
El senador demócrata intimó también que el refrán «el burro hablando de orejas» (o como reza su versión en inglés, «the pot calling the kettle black«) será tomada como doblemente insultante para él, «porque por un lado hace referencia a mí por ser negro, y por otro lado por ser orejón». Finalmente, añadió que la frase «Mami, ¿qué será lo que quiere el negro?» será iguamente vista como una «obvia y patente referencia racial», y que siquiera escuchar la canción del mismo título «te convertiría en un racista sureño estilo Strom Thurmond«. Obama finalizó diciendo que «sabrá Dios cuántas cosas habrá dicho McCain durante todos estos años que, si estuviéramos poniéndonos con las mismas ñoñerías, le hubiéramos podido sacado punta para armar un bochinche, y por pendejos ni nos hemos dado cuenta… ¡pero no más! Ya te leí la cartilla, McCain: ¡ten cuidado con lo que digas de ahora en adelante, que te estamos velando como a muerto para’o!», sentenció Obama.
En respuesta al ultimátum obamiano, el antiquísimo Senador McCain se alzó en tribuna, gritando que a él nadie le viene a mandar qué puede decir y qué no, ni acusarlo de ser racista, «¡y mucho menos un africanito igualado!». «Obama que no se haga el sanano», declaró McCain. «Él sabe medir muy bien sus palabras, y si usó el término ‘lápiz de labio’, diáfanamente se estaba refiriendo a mi compañera de papeleta y futura ex-esposa, Sarah Palin, quien como todos sabemos, no es una puerca con lápiz de labio, sino una pitbull con lápiz de labio: ¡que valga la aclaración! Y si Obama se va a poner con advertencias, igual le digo yo a él que hay muchos otros refranes que nosotros tomaríamos como insultos directos. Por ejemplo, frases como: ‘la pusieron como a la Puerca de Juan Bobo’; ‘éramos muchos y parió la Abuela’; y ‘mi dedo meñique está más cualificado para ser vice-presidente que Sarah Palin’ (ésta última parece haberse hecho muy popular recientemente, por alguna razón). ¡Te tenemos el ojo puesto encima nosotros también, Osama! ¡Perdón!», se autocorrigió el anciano senador, «quise decir ‘Obama’… ¡todos sabemos que de Osama ya todos nos olvidamos hace uff!».