El presidente del senado, Thomas Rivera Schatz, expresó: «Cuando le donamos a Haití el equivalente de un día de nuestra dieta (cantidad que asciende a los $4,842), el pueblo nos criticó, imputándonos por no haber hecho un gran sacrificio para ayudar a nuestros hermanos haitianos. ¡Nada podría estar más lejos de la realidad! Por ejemplo, yo recibo $150 de dieta al día», explicó Rivera Schatz sin un ápice de vergüenza. «¿Tú sabes el sacrificio que representó para mí ese día almorzar en un McDonald’s y cenar en un friquitín en Piñones? ¡Normalmente lo mío son almuerzos de dos horas en Agua Viva, y cenas privadas en El Zipperle acompañadas con el vino más caro de la bodega!». El presidente senatorial explicó que, «para que todos esos criticones y llorones se callen la boca», ahora propuso que los senadores también donaran el uso de sus vehículos oficiales por un día: «¡Espero que ahora no sigan jodiendo con que somos unos lambí’os que cobramos una cantidad obscena de dinero para una dieta que no nos merecemos!», exclamó, quitándonos las palabras de la boca.
Al preguntarle a Rivera Schatz cómo harían llegar sus vehículos oficiales a la damnificada nación, y qué tanto bien harían sus automóbiles en un lugar cuyas carreteras han quedado destruidas, el presidente de la cámara alta corrigió rápidamente: «No, no; no es que vayamos a enviar nuestros carros oficiales allá: ¡eso sería ridículo! Lo que estamos ofreciendo es que cualquier haitiano que quiera beneficiarse del uso de uno de nuestro vehículos se dé la vuelta por el Capitolio a eso de las 10 AM del día de mañana y pida las llaves en la recepción; ¡claro está, tendría que devolverlo a las 4 PM a más tardar!». Luego de explicarle de que eso parece ser otro gesto vacío más que no beneficiaría a nadie, Rivera Schatz tronó: «¡Ya vienen a criticarnos de nuevo! ¡A ustedes no hay quien los complazca!», exclamó sin percatarse que para complacer a toda la ciudadanía bastaría con renunciar al inmerecido derecho de dieta y a los vehículos oficiales para los legisladores.
Por su parte, Jenniffer González, presidenta de la Cámara de Representantes, manifestó estar aliviada que «esa pendejá’ de donar los chavos de la dieta son inventos del Senado y no de la Cámara… ¡porque la madre mía va a renunciar al dinero de la dieta por un día!».