«¡Ave María! ¡Por esta misma razón yo voté por él! ¡Esto SÍ que es un plan de salud para todos!», exclamó Reginaldo Fantauzzi, ejecutivo de uno de los planes de salud que opera en Puerto Rico. «Ya me lo imagino… La mamá corriendo para la sala de emergencia con la nena de 7 años que se le rajó la cabeza mientras trata de calmar a la hermanita gritándole en el asiento de atrás a la que tuvo que meter en el car seat apurada… y cuando viene la hora de cobrar… ¡BAM! ¡A pagar el deducible! ¡Mala de ella por no llamar a la línea en medio del revolú!».
«Y ni hablar de las víctimas de choques de carros», continuó Fantauzzi. «¿Que no pudieron llamar porque estabas inconsciente cuando te llevaron a la sala de emergencia? ¡A llorar pa’ maternidad! Oh, man… free money!«. Este periódico le recordó que no podía cantar victoria, ya que una buena parte de las personas recordarían llamar como quiera. Luego de soltar una sonora carcajada, Fantauzzi se limitó a decir mientras simulaba tener un teléfono en sus manos: «Hola, su llamada es importante para nosotros. Debido al alto volumen de llamadas hay un tiempo de espera de 90 minutos. Estaremos con ustedes prontamente… Hola, su llamada es importante para nosotros. Debido al alto volumen de llamadas hay un tiempo de espera de 90 minutos. Estaremos con ustedes prontamente… Hola…», continuó diciendo mientras se alejaba con una sonrisa de esquina a esquina.