«Esta cosa es sumamente seria», declaró sobriamente Benjamín «El Magnífico» Ramírez, dirigente de la ANCP, quien evidentemente se adjudicó a sí mismo un tremendo apodo cuando la agencia estaba en época de vacas gordas. «Yo he pasado ya casi treinta años en esta agencia, indefatigablemente pareando cada caco con un apodo que lo complemente a la perfección, y en ningún momento sospeché que llegaría el día que no se nos ocurriría ya qué ponerle a los criminales de la Isla y tendríamos que recurrir a sobrenombres pedestres y carentes de imaginación», aseguró Ramírez, quien estuvo en la ANCP durante su época de oro, cuando nombraron a «Moncha La Grilla», «Toño Bicicleta» y «Papo Drácula».
El jefe de la agencia explicó cómo en los últimos años los poderes nominativos de la ANCP habían disminuido debido al simple hecho de que «ya todos los buenos motes están tomados, y nuestra misión inquebrantable es: ‘Para cada caco, un apodo; y para cada apodo, un caco’. Tienen que haberse dado cuenta que últimamente los criminales de la Isla han tenido sobrenombres desabridos y francamente charros, tales como ‘Ángelo Millones’ y ‘Junior Cápsula’. Ya ha llegado el día en que simplemente tiramos un chorro de sustantivos en una tómbola y sacamos palabras al azar», explicó Ramírez, lo cual explica nombres de la bajura de «Tito Sacapuntas», «Quique Friquitín» y «Lolo Pisicorre».
Sin lugar a duda, la comunidad criminal puertorriqueña ha sentido un impacto a causa del desmejoramiento de la calidad cognomentaria de la ANCP. «Pepe Plumero», actual presidente de la Congregación Anónima de Criminales OnestoS [sic], mejor conocida como CACOS, aseguró que los apodos más recientes de sus correligionarios han sido «una claj’e mielda» y que esto ha afectado su imagen de malotes. Plumero tronó contra la ANCP por ponerle a él «el apodo más mariposón de la historia: ¿cómo se supone que intimide a los mamabichos del otro punto de drogas si lo que me pusieron fue un nombre de travesti?». Plumero incluso le ofreció su ayuda a la ANCP para ayudarla a desarrollar motes más de altura, «básicamente cualquier cosa que te haga sonar más como un bichote, ¿vite? ¡Y me refiero a ‘bichote’ en el sentido de ‘tirador de droga’, antes de que haya más malentendidos!», aclaró, para que no se repitiera el penoso caso de «Ronny Prepucio».
Por su parte, el jefe de la Agencia Nombradora de Cacos Puertorriqueños reiteró que a excepción de apodos que vengan «como bombito al pitcher, tales como José ‘Coco’ López», la comunidad criminal boricua tendrá que irse acostumbrando a cometer fechorías y a inspirar miedo con nombres tan mundanos tales como «Johnny Siquitraque», «Gino Letrina» y «Jorge Santini».