«Esta mañana la presidenta [de la Junta de Síndicos, Ygrí Rivera] me envió por mensaje de texto lo que en ese momento me pareció una petición oficial para que nos activáramos», explicó el Superintendente sobre el desafortunado malentendido. Figueroa Sancha añadió que tras recibir la urgente petición de Rivera, ordenó de inmediato la movilización de efectivos de la Uniformada a los portones del Recinto: «¿Qué me iba a imaginar yo que lo que pasó fue que Ygrí excedió los 140 caracteres en su mensaje de texto?», preguntó Figueroa Sancha defensivamente, mientras repetía en voz baja que «esto de textear debe ser difícil para las momias».
Figueroa Sancha aseguró que ahora que conoce el contenido completo del mensaje, la posible salida de la Uniformada está en proceso. Sin embargo, aclaró que retirar unidades toma mucho más tiempo que activarlas, por lo que no tiene una fecha específica para su retirada total del Recinto. «Lo que pasa es que para activarlas solo hace falta aunque sea un estudiante pelú’ con una camiseta del Che Guevara caminando por la IUPI, pero para retirarlas hay que consultar tanto a la administración como a la comunidad estudiantil, y el feedback de los estudiantes siempre se tarda un montón. Tú sabes, con eso de que tenemos que esperar a que se recuperen de los batazos que les damos o a que terminen de escupir sangre para poder hablar», sostuvo el ejecutivo, quien estimó el tiempo que dura esta consulta en aproximadamente «lo que se tarden en sanar heridas de al menos 5 puntos de sutura».
Figueroa Sancha aprovechó para diculparse por los inconvenientes que este malentendido haya podido causar en la comunidad estudiantil: «Yo sé que cuando nos vieron frente a los portones todos esperaban carnicería, tumulto y desesperación», dijo Figueroa Sancha visiblemente consternado. «Lamentamos profundamente que la situación se haya aclarado tan rápido como para no darnos tiempo de enviar a la Fuerza de Choque completa esta madrugada. No volverá a pasar», se disculpó sinceramente. El ejecutivo se comprometió además a apagar de inmediato su celular la próxima vez que le llegue un mensaje incompleto o potencialmente tergiversable para así no recibir mensajes aclaratorios posteriores. «Solo así podemos garantizar la seguridad con la sed de veng– er, de servir… que nos caracteriza», concluyó, sin aclarar si se refería a la seguridad de que manosearán lujuriosamente a par de prepitas revoltosas o a la seguridad de que algún estudiante necesitará usar la parte dental de su plan médico pronto.