«A eso de las dos de la tarde del martes en San Juan, Puerto Rico, el presidente Barack Obama estableció un nuevo récord mundial de ‘re-gifting‘», declaró Mike Janela, el representante del Libro Guinness asignado a validar la hazaña. De acuerdo a Janela, la marca anterior irónicamente pertenecía también a Obama, quien escasamente media hora antes había tardado 6 minutos y 2 segundos en regalar a un miembro del Servicio Secreto una canasta de dulces típicos que le entregó el gobernador Fortuño. El representante de Guinness aclaró que a pesar de que el Presidente estuvo en posición de romper nuevamente su propio récord esa misma tarde, «desafortunadamente no podemos validar su entrega de un CD de música puertorriqueña a su secretaria, porque tan pronto escuchó parte de la primera canción, lo estrelló contra el suelo. Como sabemos, para cualificar para este récord el regalo no puede estar hecho cantos al momento de pasarlo pa’lante».
El regalo de Barea no pudo ser más oportuno para Obama, quien por un momento temió no poder romper la codiciada marca por no encontrar a nadie suficientemente lambeojos como para aceptar los mierdosos regalos que le ofrendaron. «Estaba pasando muchísimo trabajo encontrando quién me aceptara las figuritas de sapitos marrones debajo de palmeras enanas, banderitas de Puerto Rico de las que se pegan en los cristales del carro y camisetas con dibujitos indígenas totones: ¡todo el mundo me sacaba el cuerpo tan pronto me veían acercarme!», recordó Obama sobre los infelices momentos que pasó La Fortaleza. «Pero entonces llegó uno de los hijos de Fortuño con la Spalding esa firmada dizque por el tal Barrera, dándome el tiempo exacto para autografiarla y devolvérsela al mismo incauto que me la regaló», expresó Obama minutos después de la liberadora entrega. «¡Gracias, Barrera, o como sea que te llames! Y sobre todo, Fortuño, gracias por no haberme dado un balón autografiado por Dirk: ¡ese sí me hubiese dado trabajo regalarlo pa’lante!», agradeció Obama aliviado, en referencia a la superestrella de los Mavericks, Dirk Nowitzki.
Quien no estaba particularmente contento sobre el nuevo logro de Obama fue el gobernador Fortuño, quien lo tomó como otro desaire más por parte del Presidente. «Tras que me saludó medio soso y luego se fue a almorzar sangüichitos con Alejandro García Padilla, ¿ahora viene y me desprecia el regalo que le hice?», se quejó el Gobernador. «¡Con el trabajo que me costó lograr que Barea me devolviera la llamada! Diría que la próxima vez que Obama venga a Puerto Rico le voy a hacer un desplante yo a él, pero todos sabemos que mientras sea presidente, él no volverá a Puerto Rico ni a buscar billetes… ¡bueno, a buscar billetes quizás sí regrese!».