José Urrutia, lector asiduo de El Vocero, agradeció el aviso previo de este arreglo para mantenerse lo más lejos posible de la sección ñamera de su periódico favorito. «¡Menos mal que me enteré a tiempo! No sé qué hicimos nosotros los lectores de El Vocero para merecer este castigo, ni por qué Dios nos ha desamparado — ¡porque si yo quisiera leer reportajes mal redactados y escritos por revoltosos liberaloides, leería el Huffington Post!».
Oscar Marrano explicó el beneficio que los chicos ñameros pretenden sacarle al arreglo: «Na’, vite, en realidad es bastante fácil: si alguno de nuestros lectores conoce a alguien con buen sentido del humor que no esté en Internet y que no le dé vergüenza comprar El Vocero, ahora podrá decirle que nos puede leer en su edición dominical. Vaticinamos que finalmente podremos llegar al codiciado mercado de ‘Doñitas setentonas que no saben na’ de computadoras’ y el de ‘Ermitaños huraños que no creen en la tecnología’. ¡Y si encima de eso también nos empiezan a leer los deambulantes que acolchonan su cama usando la edición dominical de El Vocero, mejor todavía!».
Ante las preguntas de algunos lectores de por qué El Ñame accedió a ser republicado en El Vocero en particular y no en X o Y periódico, El Rata contestó: «Fácil: ¡porque ni X ni Y periódico nos ha preguntado nunca! Aparte de que el acuerdo con El Vocero es bastante sencillo: nosotros seguimos escribiendo lo que nos dé la gana por amor al arte y sin encomendarnos ni a Dios ni al Diablo, y ellos escogen las historias que les gusten y las republican sin editarlas o modificarlas. Es básicamente lo que siempre ha estado estipulado en la Licencia Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 por la que nos hemos regido desde hace años, solo que como El Vocero es un medio comercial, nos tuvo que pedir permiso. ¡Y menos mal que lo hizo, porque de otro modo hubiéramos tenido que desatar la jauría legal que protege los intereses de El Ñame!», tronó el vil roedor, sin aclarar que dicha «jauría» no es más que un «Magic 8-ball» a la cual le piden consejos legales.
«¿El Vocero? ¿O sea, que estamos ahora en la misma liga de Dávila Colón, quien escribe en exclusiva una excelentísima columna ahí? ¡Albricias!», exclamó el tercer miembro del triumvirato ñamístico, El Cangrimán, mientras leía descaradamente un libreto proporcionado por El Vocero. «Énigüei, en serio esto es solamente el primer paso de nuestra meta máxima: que nos publiquen en El Visitante todos los domingos. Yo creo que si dejamos de defender los derechos gays, de tirarle a la Iglesia y de decir tantas malas palabras, podremos lograrlo pronto. ¿No? ¿Cómo que no? ¡Es lógico, coño!», exclamó, reaccionando a los gestos de negativa de El Rata y Oscar Marrano.