La pesquisa en contra del Arzobispo se da por haberse radicado una querella en contra de este, presuntamente por haber puesto un «Altar de la Patria» y utilizar banderas de Puerto Rico en las iglesias. Aunque no se sabe quién sometió dicha querella, se asume que fue alguien que estaba cansado de escuchar matices político-partidistas en los sermones del monseñor. «Yo voy a misa para que el cura me diga qué pensar, qué hacer y a quiénes rechazar por ser pecadores empedernidos», aseguró uno de los feligreses, «¡no para que me diga por quién votar!».
«Hablemos claro», comenzó el gobernador Fortuño, hablando claro. «Este monseñor González es un charlatán. La Casa de Dios no es lugar para tener discusiones políticas, sino para meditar sobre todas las bendiciones que el Todopoderoso nos ha dado, tal como el Congreso de los Estados Unidos, el Star-Spangled Banner y la ciudadanía americana. La Iglesia nunca debe inmuscuirse en asuntos políticos — ¡sobre todo si es para erigir ‘altares de la patria’ donde dicha ‘patria’ no tiene más que una trapo de estrella!».
El Gobernador aclaró, sin embargo, que «si algún hombre o mujer de Dios quiere meter la cuchara para despotricar contra la homosexualidad, el aborto, o cualquier otra convicción personal que comparta conmigo, entonces no solo está bien mezclar la religión con la política, sino que hasta con gusto le daremos un espacito en el Capitolio para que prediquen cómodamente». Fortuño también añadió que, aunque en su momento rechazó que el reverendo Aníbal Heredia lo catalogara como «profeta», eso no quiere decir que esté mal que los líderes religiosos le insinúen a su feligresía que debe votar por él en las elecciones, «¡porque francamente a estas alturas cualquier ayudita cuenta!».