«¡Qué decepción!», se lamentó un hombre que se autodenominó «más popular que Muñoz Marín». «No puedo creer que Alejandro haya viajado a Seattle a conseguirse una prosti en vez de buscarse una local y ayudar la economía de la Isla. De todos modos voy a votar por él, claro está –ya les dije, soy popular–, pero definitivamente Alejandro me ha decepcionado grandemente por su falta de juicio. ¿A quién se le ocurre pagar tanto dinero en pasajes de avión para terminar con una ramera jincha e insalubre en Washington, si pudo haberse conseguido una morenita e insalubre aquí mismito?».
García Padilla no accedió a la invitación que le extendiera La Comay de asistir a su programa a defenderse de las imputaciones, y simplemente se limitó a prometerle al Pueblo que «si en algún momento me fuera a ver enfrascado en algún licencioso escándalo sexual, será en los confines de la Isla y no en estados fríos y remotos donde te cobran veinte pesos por un trapo de lap dance donde las tipas ni siquiera te tocan».