La decisión del juez presidente del Tribunal Supremo de unirse a los jueces liberales de la corte tomó de sorpresa a todo el mundo, dado que este fue escogido personalmente por el pasado presidente conservador George W. Bush, y también por el hecho de que es católico. Mientras los conservadores se oponen a la reforma porque son unos hijo’eputas, la Iglesia Católica se ha opuesto tenazmente a la reforma de salud por las secciones donde permite la cobertura de métodos anticonceptivos. Naturalmente el ala conservadora en los Estados Unidos ha llegado a la conclusión de que al igual que creen de Obama, el juez no es americano, democrático ni cristiano.
«La conspiración para destruir nuestra democracia es más terrible de lo que creíamos», aseguró Michele Bachman, la desquiciada representante conservadora por el estado de Minnesota. «Resulta que no todos los musulmanes socialistas-comunistas africanos son negros, sino que los hay también blancos y de ojos azules. ¿Quién hubiera pensado tal barbaridad, Dios santo? O sea: ¿que no se ven todos iguales? ¿Cómo vamos a saber quien está con Dios ahora?», sollozó.
Diferentes organizaciones conservadoras y religiosas emitieron un comunicado conjunto de que no descansarán hasta que la reforma de salud sea revocada «y nuestro sistema vuelva a ser como Dios manda: que la mano del mercado sane a los enfermos y las mujeres se entreguen a sus maridos y a Dios y no intenten ningún tipo de cochina planificación familiar».