La enmienda aprobada reza que los ciudadanos acusados de asesinato podrán ser enviados a la cárcel sin tener derecho a fianza, lo que sembró el terror entre los criminales en Puerto Rico. «¡Horror!», gritó con voz trémula Enrique «Kike Sangre» Martínez, conocido malhechor carolinense. «¿Ya no tengo derecho a fianza cuando inevitablemente asesine a alguien? Mano, ¡esa era la única razón por la cual yo me atrevía a seguir matando a diestra y siniestra! Ahora sé que, si por alguna casualidad de la vida la Policía llegase a atraparme y Fiscalía lograse encontrar suficiente evidencia como para encausarme, iría de cabeza pa’ la cárcel. ¿Quién quiere tomarse ese riesgo?». Kike Sangre, declarando a Puerto Rico un lugar «hostil para la clase criminal», empacó sus bártulos y se mudará al South Bronx, «donde sí dejan a uno asesinar en paz».
«Finalmente hemos emulado el sistema judicial federal, donde los jueces ya tenían la potestad de negarle la fianza a los acusados», declaró victorioso el comisionado residente, Pedro Pierluisi, partidario de la enmienda. «¿Por qué creen que en la Isla nunca se han cometido crímenes federales, como el car-jacking? Y ahora, gracias a esta nueva y flameante enmienda constitucional, ¡nunca ocurrirán más crímenes en Puerto Rico! ¡De nada, millones de puertorriqueños que votarán en las elecciones generales de noviembre!», exclamó Pierluisi con una guiñada juguetona.
«¡Wow!¡Y yo que ideé esta consulta pa’ quedar como que estaba haciendo algo sin hacer nada!», exclamó un jubiloso e incrédulo Luis Fortuño. «Ahora sí que esto es una victoria total y absoluta. Logré manipular las emociones del pueblo de Puerto Rico magistralmente. Forcé a mi principal oponente a votar por mi propia propuesta; voy con moméntum pa’ la elección general; y pa’ ponerle frostin a este cabronsísimo bizcocho: ¡le di matarile al crimen en Puerto Rico! ¡¿Quién sigue diciendo que soy un mama’o?!», preguntó Fortuño triunfante desde un universo paralelo.