«Sé que mi comportamiento fatuo en Twitter ha creado consternación y que parezco conculcar la dignidad, deferencia y circunspección que deben regir la conducta de una magistrada de las leyes. Mis disculpas a mis doctos lectores y audiencia, pero es una realidad que el tropel exige ramplonería de sus analistas, so pena de perder su arrimo», declaró la repentinamente elocuente exjueza. «Lo que busca la audiencia es una personalidad contumaz y foribunda, no una deferente y circunspecta. Desafortunadamente eso es lo que produce beneficios pecunarios, lo cual me obliga a concebir este personaje que exhibe la conducta a la que ustedes se refieren coloquialmente como ‘cafre'», aseguró.
Le preguntamos de una vez qué pensaba sobre las alegaciones de su amiga Heidi Wys, a los efectos de que alguien le jaqueo la cuenta de Twitter y que no fue ella quien escribió insultos al activista Pedro Julio Serrano. «Me parece un relato apócrifo. No es difícil colegir que es un efugio falaz. Necesita dar una mejor explicación… ¡Pero que se acuerde que la mía ya está cogí’a! ¡La madre d’ella si la usa!», exclamó.