«¡Qué bueno que renunció finalmente el presidente de la Iupi!», celebró victoriosa Marcelina Gómez, una activista estudiantil del Recinto de Río Piedras. «Quien quiera que haya sido este presidente saliente ha sido el peor de todos los tiempos: prepotente en contra del estudiantado y solamente al servicio de la administración de turno (o la pasada, lo que mejor aplique). What’s-his-name era un fanfarrón antiestudiante, con quien sin duda tuvimos serios encontronazos y a quien seguramente le cerramos el recinto en forma de protesta, si no me falla la memoria. Estoy sumamente entusiasmada por la llegada del nuevo presidente, Mengano Comosellame, y ansío en un futuro quedar desencantada de su desempeño y urgirle que renuncie en una fecha futura aún sin decidir», explicó con emoción.
«El recién aprobado cambio de la Junta de Síndicos a una ‘Junta de Gobierno’ es la transformación más trascendental que ha sufrido el cuerpo gobernante de la Universidad de Puerto Rico desde la última vez que alguna administración pasada hizo algo esencialmente idéntico para favorecer sus propios intereses», opinó enfáticamente Félix Villarreal, miembro del consejo estudiantil. «Nuestra universidad necesita estas transformaciones insustanciales para revitalizar sus procesos gubernativos de la manera que mejor mantenga el status quo — o sea, que todo cambie quedándose igual. Le eché un vistazo al salón donde se reúnen los síndicos –¡perdón, los gobernantes!–, y me percaté que ya habían cambiado las tazas de café de azul a rojas… ¡eso es cambio que se siente!», exclamó adorablemente.
Al preguntarle al expresidente Miguel Muñoz su opinión sobre la situación, este respondió airado: «Bah, ¡de mejores sitios me han bota– perdón, he renunciado! Y por eso de ser buena gente, le daré al presidente du jour par de consejitos gratis: no desempaques todos tus tereques, que pa’ hacer este trabajo con un bolígrafo y un sello de goma basta; no te pongas muy cómodo en esa silla, que no te va a dar tiempo ni de formar tu propio ‘ass-groove‘; y que no se te ocurra ni loco mandar a hacer tarjetas de negocio, porque créeme que no podrás entregar casi ninguna antes que te pongan de patitas en la calle», sugirió, mientras tachaba el título de «Presidente de la UPR» en cientos de tarjetas de negocio y escribía en su lugar «Soplapotes autónomo».