La responsable del altercado, Alicia González, alegadamente se había sentado en una sección del avión que no le correspondía y una aeromoza tuvo que pedirle que regresara a su asiento. Sin embargo, en vez de avergonzarse –como haría cualquiera con un poco de decencia– de que la hayan tenido que reprender por intentar pasarse de lista, a la carifresca pasajera esto le supo a mierda y se dedicó a lanzarle improperios a la azafata durante el resto del viaje. Según testigos, González gritó, entre otras cosas: «Saquen a esta ca***** del frente mío», «Ca***** no te quiero aquí» y «Jo*** ca*****» (sin ni siquiera dignarse a esparcir un poco de variedad entre sus epítetos, tales como «pu**», «pen****» o «ma**b***a to**s*c***»). Una de las pasajeras que presenció los exabruptos aseguró escandalizada: «¡Nunca había oído a alguien usar tantos asteriscos en mi vida! ¡Por Dios, alguien lávele el teclado con jabón!». Por su parte, González podría responder por sus transgresiones con una pena máxima de 20 años, que parece algo excesiva hasta que uno recuerda que el sistema judicial federal siempre reserva sentencias desmesuradas para acusados forasteroparlantes o que poseen un superávit melanínico.
JetBlue ya empezó a modificar sus aviones habilitándolos con una reja que aísla completamente varias filas del resto de la aeronave. Con la creación de esta nueva sección –que se conocerá como «Clase Boricua»–, la aerolínea pretende garantizar la seguridad de su personal a bordo. Según las nuevas directivas internas de seguridad de JetBlue, «cualquier pasajero que exhiba comportamiento boricua será consignado inmediatamente a esta sección segregada de la aeronave, para que allá pueda insultar, bravuconear o aplaudir cuando aterrice el avión como le dé gusto y gana». Los agentes en la sala de espera intentarán identificar de antemano a aquellos pasajeros que presenten síntomas de posible puertorriqueñidad, entre estos: cargar en su maleta quesitos, pasteles congelados y/o frutas tropicales vedadas por Agricultura; pararse y bloquear la entrada al avión a la hora de abordar aunque aún no los hayan llamado; o instintivamente responder «¡Weeeepa!» cuando alguien les inste a hacerlo (de ser boricuas).
JetBlue adelantó que en la ruta de Nueva York a la Isla viajan tantos puertorriqueños que sería más costo-efectivo y seguro denotar vuelos enteros como «Boricua Only» y armar las azafatas a bordo con chancletas –el modo preferido por las madres boricuas para bregar con malacrianzas.