El Powerball cuesta dos dólares por boleto y ha llegado a tener un premio mayor de $590 millones de dólares; esto, sumado al hecho de que es un juego que viene de los Estados Unidos (y todo lo que es de afuera es mejor), seguramente hará del Powerball la manera del momento para que los pobres boten su dinero con esperanzas ilusorias en vez de ahorrarlo e invertirlo sabiamente. Melba Acosta Febo, secretaria del Departamento de Hacienda, introdujo la nueva lotería al pueblo de Puerto Rico: «¿Tienes dinero que te sobra? ¿No? ¿De todos modos quieres participar en un juego de azar avalado por el gobierno? ¡Pues el Págüerbol es para ti!». Acosta Febo prometió que para jugar al Powerball «no se necesita saber de matemáticas, probabilidades o economía — ¡es más, mientras menos sepas de todo eso, mejor! Lo único que necesitas tener es fe, esperanza, y la voluntad apremiante de hacerte multimillonario sin hacer tres carajos para merecértelo. Tengo tu atención, ¿verdad que sí?», preguntó la funcionaria, sabiendo perfectamente bien que la contestación del pueblo era un ensordecedor: «SHUT UP AND TAKE MY MONEY!«.
La secretaria de Hacienda incluso admitió que el gobierno está al tanto de que muchas personas sufren de compulsión con los juegos de azar, pero que le dio un foquetazo a este dilema «porque no vamos a permitir que algunos ludópatas viciosos inhiban nuestro intento de añadir este impuesto a la idiotez». Sin embargo, el gobierno también ofrecerá programas para personas con adicción a las apuestas, lanzando coloridos folletines ilustrados con títulos tales como: «Jugar lotería no deja nada positivo (aunque, bueno, ¡si no juegas, no te pegas!)»; «Tu problema de adicción a los juegos: ¡deja de perder, y dejará de ser un problema!»; y «Canalizando tu ludopatía: ¿has escuchado del Powerball?».
Por su parte, el gobernador Alejandro García Padilla loó el nuevo producto «que le ofrece más variedad al puertorriqueño a la hora de botar su dinero por el inodoro». Aseguró, además, que su administración no solo avala el Powerball «de la boca pa’fuera», sino que prometió que el gobierno de Puerto Rico mismo «comprará un boletito cada miércoles y sábado religiosamente, a ver si salimos de esta pelambrera pegándonos con algunos milloncitos… adiós cará’, no me pongan esa cara: ¡a alguien le tienen que tocar!».