«¡A la verdad que nuestra constitución es la changa!», exclamó satisfecho el gobernador. «Y para que vean que no me lo estoy sacando de la manga, chequéense el Artículo VI, Sección 8, que reza así: ‘Cuando los recursos disponibles para un año económico no basten para cubrir las asignaciones aprobadas para ese año, se procederá en primer término, al pago de intereses y amortización de la deuda pública, y luego se harán los demás desembolsos de acuerdo con la norma de prioridades que se establezca por ley.’ ¡Más claro no canta un gallo! Ok, ok, acá entre nos, yo tampoco entendí tres carajos, pero le pedí a alguien del equipo legal de Fortaleza que me lo explicara y aparentemente lo que eso quiere decir es que aunque tengamos que apagar todas las luces en todas las dependencias gubernamentales, dejar a todos los empleados públicos sin salario y vender hasta los pupitres de los salones de clase, el país tiene que pagarle a los bonistas lo que les debe. No tengo 100% claro cómo esa provisión constitucional logrará materializar del éter los 70 mil millones de dólares que adeuda el erario… pero eso es una preocupación de los juristas y la gente que sabe de leyes. ¡Yo me conformo con confiar en que todo funcionará como por arte de magia!».
No contento con saber que la constitución provee para que se solventen todos los adeudos públicos de alguna manera no especificada, García Padilla pensó: «Y ahora digo yo: ¿por qué conformarnos con no deberle nada a nadie, si podemos registrar en nuestro máximo documento legal que Puerto Rico simple y sencillamente no puede estar en la prángana? De ese modo, si algún día viniese algún reportero insidioso y lengüetero a clasificar a nuestra economía como ‘desastrosa’, ‘catastrófica’ o ‘del carajo’, solo tendríamos que apuntar a nuestra constitución para darle un tapaboca». El gobernador propuso pues que se incorpore el siguiente pasaje como una enmienda constitucional: «El Estado Libre Asociado contará siempre con una economía próspera, boyante, y cuantos otros sinónimos de ‘en las papas’ exista. La condición financiera del Estado Libre Asociado jamás podrá ser considerada desfavorable y el erario nunca podrá estar en la prángana, en un gas llegando a petróleo, o más pela’o que un chucho viejo. Todo envidioso malparido quien insinúe lo contrario deberá solamente leer esta sección para comprobar que está errado. ¡Atúquiti!».
García Padilla instó a la legislatura a comenzar el proceso de enmienda lo antes posible, «porque ya se me está acabando la cara de lechuga con la cual defender, en entrevista tras entrevista, la desfalcadera que hay en nuestras finanzas«. El gobernador concluyó aseverando: «No me cabe la menor duda de que esta es la mejor manera para mejorar la vida de nuestra gente: ¡ciertamente es más fácil que pasar el trabajo de verdaderamente sacar al país pa’lante!».