«¡Que no! ¡Que la constitución dice lo que dice la Biblia y San Seacabó!», gritó histérico Pedro Acosta Nogueras, experto en leer la Biblia e interpretarla como su pastor le dijo que hay que interpretarla. «¿Cómo se atreve el gobierno a reafirmar que el estado puede establecer una sociedad de bienes gananciales entre dos seres humanos mientras reafirma el derecho de mi iglesia negarle una ceremonia religiosa a dichas parejas? ¡Eso atenta a la libertad de mi religión a imponerse sobre el resto de la sociedad! ¡Manda fuego, Señor! ¡Manda fuego!», cantó como papagallo.
«Mire, a principios de la era cristiana, nos usaban en el Coliseo Romano para alimentar a los leones y ahora ISIS nos quema vivos en el medio oriente. Aquí en Puerto Rico, nos queman y nos comen los trolls en Facebook, Twitter y los blogs. ¿Vieron cómo somos martirizados por defender nuestras creencias?», increpó Waleska Rolanda De La Cruz, pastora de la iglesia La Senda Medieval, enteramente convencida y sin un toque de ironía que todas estas situaciones son la misma cosa.»¡Y el diezmo! ¡No se olviden del diezmo, que este Rolex no se paga solo!», recalcó.
Se informó que los adultos de la sociedad se están preparando para la rabieta diez mil veces más cabrona que se formará cuando finalmente el gobierno se dé cuenta de los millones de dólares que podrá recaudar si tumba el guame de extender exenciones contributivas a estas sacras instituciones.