«¡Ay, que los demócratas deprimidos se vayan a llorar pa’ maternidad!», exclamó una frustrada Alexa Fuentes, republicana residente en Florida. «Ya mataría yo porque un candidato del establishment hubiera ganado. De cualquier forma, les estamos regalando las elecciones, así que disfruten su triunfo, saco de mantenidos», declaró con despecho.
«Siempre he soñado con un candidato que no le deba nada a nadie», suspiró con anhelo Mario Ramírez, residente en Brooklyn, Nueva York. «Alguien que denuncie lo injusto que es el sistema de los partidos y sin miedo digas sus verdades. Pero resulta que ese candidato es… ¿Donald Trump? ¿En serio?», se preguntó entre sollozos. «Que se dejen de lloriquear los republicanos: claramente el pueblo se está imponiendo sobre las preferencias de su partido. Porque, ¿quién carajo bota una elección así por que sí? ¡Claramente, no nosotros!», se lamentó.
Se espera que al final del día, la inmensa mayoría de estos desilusionados volverán al rebaño para votar por su propio partido el día de las elecciones.