«¡Los tengo locos, ¿verdad?!», preguntó el gobernador al ver las confundidas caras de la gente. «A ver: ¿qué hice ahí? Cuando la tengo trabajando sin salario: ¿le aplica la ley de ética? ¿Puede usar chofer y carro? ¿Puedo pagarle como contratista mucho más, en vez de los 80 mil que le corresponden por ley? ¿Cuenta para el presupuesto de educación o el de AAFAF de Puerto Rico? ¿Hay alguna ley que diga que yo no puedo hacer ese revolú? ¿De verdad tienes ganas de investigar, o quieres darle pichón o en vez de perder tu vida en esto? ¿Prefieres darte una cervecita y pretender que nada de esto está ocurriendo? Admítelo: ¡soy un genio!», aseveró.
Este reportero quiere asegurarle a nuestros lectores que esta cervecita está bien buena, y que ya ni se acuerda de qué es lo que se trata este artículo.