«Miren, número uno: las peleas de gallo son patrimonio nacional. La nación a la que quiero pertenecer no puede venir aquí a imponer su estilo de vida», declaró la senadora. «Segundo, esta es una industria muy bien regulada que genera 18 millones de dólares en la Isla, la cual coincide, casualmente, con la cantidad de dinero por la cual estamos dispuestos a permitir que dos animales se hagan cantos sin ninguna otra razón que no sea satisfacer una lujuria por la violencia. ¡Pa’ fuera los yankis! ¡Gallos haciéndose cantos, o muerte!», exclamó.
Este periódico los exhorta a considerar que a lo mejor, los gringos sí tienen la razón en esta. Y también los exhortamos a que se olviden de que el boxeo es prácticamente lo mismo, pero entre seres humanos.