«Yo acepto responsabilidad por el mal manejo de la crisis, y claro, por el mar conteo. Pero vamos: ¿quién, entre nosotros, no se ha equivocado en un estimado de muertes por 4,648%? ¡Eso es un error de redondeo! El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra», explicó el gobernador mientras volaban dos o tres peñones por encima de él.
«Sin embargo, estamos rectificando la situación. Mi Secretario de Seguridad, Héctor Pesquera, se queda quietecito en su puesto y me prometió que va a aprender a contar y todo va a ser mejor la próxima vez. Y vamos a invertir dinero en en un monumento a las víctimas, que será tremendo photo op. Yo creo que con eso, estamos», aseguró.
El gobernador procedió a despedirse, ya que necesitaba encaminar la ardua tarea de encontrar a alguien o algo que echarle la culpa de este debacle, por si este cuentito de hacerse el líder más introspectivo le sale por la culata.