Jehová, rodeado por un séquito de ángeles, arcángeles, querubines, serafines, vírgenes y otras deidades menores del panteón católico, explicó desde su podio divino cómo «fue un gran malentendido el hecho de que el 2020 fuera tan zarrapastrosamente hijuela. O sea, una megaexplosión en Beirut, avispas asesinas, incendios forestales en California, una invasión de langostas que arrasó con África, la caída el radiotelescopio de Arecibo, merma de papel de toilet, ese detallito de la pandemia por el COVID-19… ¡y ni hablar de que Bad Bunny sigue haciendo música!».
«Claro está, es parte de mi brand eso de que soy perfecto y no cometo errores, así que no voy a decir que fue culpa mía», se curó en salud el Todopoderoso. «Digamos que ya aquí en el Cielo ya habíamos planificado los futuros acontecimientos terrestres de los próximos diez años, cuando cierto arcángel a quien no tiraré al medio», indicó, mirando fijamente a uno de los espíritus celestes en su séquito, «pero cuyo nombre empieza con ‘G’ y termina con ‘abriel’, metió TODAS esas vicisitudes en la programación para el año 2020. Cuando nos dimos cuenta, ya se había muerto Kobe Bryant; Ivanka Trump ya había arruinado la marca de habichuelas Goya; y Kanye West ya se había postulado para presidente de los Estados Unidos. A ese punto decidimos: que se joda… ¡a ver cuánto aguantan estos humanos!».
«En resumidas cuentas, creo que nos pasamos un poquito», concedió Yavé, «pero bueno, al menos la Humanidad puede estar tranquila de que ya se sufrió par de cositas que les teníamos reservadas para los próximos años. Sin embargo, no se me pongan muy comoditos tampoco, que algunas sorpresitas todavía les tenemos preparadas. Solo les adelantaré que todo aquel que tenía planeado en el 2029 aún tener agua potable y no formar parte de una ganga saqueadora de futuro distópico à la Mad Max, ¡que se vaya preparando!».