«Bueno, pues pasaremos entonces a la selección de jura… espérate, ¿culpable? Escriba: ¿él dijo eso?», preguntó el juez José Fusté al escriba de la corte al darse cuenta que un político acababa de admitir que era un pillo abusador de poder. «Wow, eso fue… inesperado… y refrescante. Esto es un momento importante en la historia de este país: un político acusado de corrupción que no trata irse por la libre cuando es OB-vio que lo hizo. Esto no puede dejarse pasar así sin recompensa», declaró el sorprendido juez.
Este procedió a ordenar que se le premiara al exalcalde con una paletita de mantecado Payco. El abogado de Fontanes Olivo preguntó que por qué mejor no le bajaba un poquito la sentencia, a lo que el juez contestó: «Chacho, no. ¡Después el resto de esos desgraciados van a coger la costumbre de confesar y negarme el placer de darles penas máximas!».