«El reto es grande pero sabemos que podemos conseguir estos ahorros presupuestarios tan necesarios en este momento», indicó el secretario Román sobre el bien ponderado plan para detener la inusitada práctica de muchos maestros de acumular días por enfermedad reportándose a sus puestos de trabajo. El Secretario explicó que el Departamento simplemente no puede darse el lujo de continuar recompensando docentes por su dedicación y esmero. «Definitivamente tenemos que poner coto a esta situación: que los maestros sepan que no pueden simplemente aparecerse por sus respectivos salones a dar clases sin ni siquiera faltar medio día con alguna excusa fatula firmada por un médico inexistente. ¡Se acabó el abuso!», sostuvo el funcionario con la convicción de quien conoce todos los trucos de ausentismo disponibles al magisterio.
El Secretario aclaró que su plan para atajar tan vitalmente importante problema solo contempla contagiar con enfermedades infecciosas a aquellos maestros y maestras que hayan sido suficientemente responsables como para acumular más de 90 días por enfermedad, lo que deja a salvo a casi una cuarta parte del magisterio. «Es importante aclarar que este plan aplica únicamente a maestros y maestras responsables. Los cientos de docentes que con gran disciplina faltan sin explicación alguna por lo menos una vez cada dos semanas no se verán afectados porque, pues, ya ellos cumplieron con su cuota de ausencias semestrales. Si los obligamos a enfermarse de verdad, nos quedarían a deber días ellos a nosotros, y tampoco tenemos dinero como para andar regalando días por ahí al primer ganso que se aparezca», explicó el funcionario con incuestionable lógica.
El Secretario informó además que ya sus directores escolares se encuentran configurando posibles alternativas en caso de que su plan de ausentismo se quede corto de las expectativas. «Aún es temprano para saber a ciencia cierta si los gorgojos serán suficientes para destrozar los intestinos de un número suficiente de maestros», explicó el docto funcionario con la previsión que lo caracteriza. «Pero nada, si nos quedamos cortos y ponerlos a correr ‘esnú’s bajo la lluvia a medianoche tampoco cumple con las expectativas, les roceamos la ropa interior con pepper spray. Con suerte a la mitad les da un rash descomunal y se los lleva el diablo por al menos treinta días», explicó esperanzado el funcionario, quien no descartó de inmediato que a principios de abril de este año se den inesperados brotes de infecciones de manos, pies y boca entre los docentes del país.
Fuentes cercanas al Secretario revelaron que, a pesar de la avalancha de ausencias de maestros que se avecina en los próximos meses como resultado de la carta circular del Secretario, no se afectará la calidad de la educación pública en el país porque, en serio, ¿cómo podría? Al cierre de esta edición, representantes de paradores, hoteles y cruceros habían endosado incondicionalmente el programa de ausentismo implementado, aprovechando para anunciar «grandes ofertas vacacionales para maestros enfermos *wink**wink*».