Las pancartas en cuestión conminaron al gobernador, a los legisladores y al Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP): «Atiendan con urgencia las pésimas condiciones de nuestras carreteras estatales. ¡Basta ya!«, con el epígrafe tácito de «¡Achiquichiquimangue! ¡Chúpense esa en lo que les mondo la otra!». Estas no permanecieron arriba mucho tiempo, sin embargo, porque el 5 de enero brigadas del DTOP removieron los rótulos de la ruta por donde pasaría la caravana de los Reyes Magos de Juana Díaz. El gobernador defendió dicho acto citando místicas leyes federales de rotulación que aplican a carreteras estatales, aclarando que «el hecho de que no te pueda citar exactamente cuáles son esos reglamentos no quiere decir que me los haya sacado de la manga buscando una excusa pa’ bajar esos rótulos bochinchosos».
García Padilla fue más allá, reclamándole al alcalde juanadino por qué no uso el medio millón de dólares discrecionarios que se le asignó a su municipio para arreglar las carreteras en vez de en decorado navideño: «Mira, si tus carreteras tienen tanto boquete que se asemejan al cutis de Carlos Romero Barceló en plena adolescencia, ¿cómo vas a gastar 74 mil dólares en adornos de Navidad y luego venir a reclamarme a mí? Los municipios tienen que ser como el gobierno estatal, que nunca gasta dinero en cosas totonas y hasta el último centavo se destina al mejoramiento de nuestra infraestructura», señaló, lavándose la cara con mea’o.
Por otro lado, el gobernador aclaró que «si Ramoncito va a perder el tiempo poniendo en sus carreteras rótulos que eventualmente serán blanco de vandalismo, mejor que sean para proveerle información útil al conductor, que bastantes perdí’as me he dado yo tratando de navegar por Juana Díaz. Además, no veo el punto de tirarme a mí de esa mala manera: ¡como si haciendo eso yo fuera a encontrar de repente millones de dólares en el bolsillo de mi pantalón!». Finalmente, García Padilla le recriminó a su copartidario ventilar ese tipo de críticas públicamente, «porque él sabe muy bien que los trapos sucios se lavan en casa. Para hacerme la vida cuadritos con acusaciones públicas están los penepés: ¡mala cosa que también tenga que estar defendiéndome de puñaladas traperas de otros populares! ¡En este barco a la deriva estamos todos juntos!».