«Aquí como que la gente ha entendido nuestras propuestas mucho más rápido de lo que esperábamos», explicó el Gobernador por vía telefónica desde su nueva dirección en las barrancas del carajo. «Desde que salimos en nuestro tour mediático para justificar la masac… que diga, nuestros planes de reajuste de capital humano, la respuesta de la gente ha sido impresionante: en apenas meses los hemos hecho entender que despedir miles de empleados, implementar alianzas con colmillú’s y desarollar rivieras francesas en Loíza nos beneficia a todos«, exclamó Fortuño, sin aclarar si al referirse a «todos» estaba incluyendo a todos sus contribuyentes de campaña, familiares y amigos, o si se refería solamente a todos los miembros del CAREF. «Y pensar que me acusaban de que cuando hablaba nunca decía nada. Apuesto a que algunos todavía preferirían que fuese así», dijo el mandatario, en obvia referencia a TODOS los miembros de su Partido Nuevo Progresista.
Sin embargo, Fortuño se mostró un tanto sorprendido con la inusitada perspicacia de la ciudadanía, dado que otros gobernadores les han pasado gato por liebre con relativa facilidad: «Usualmente a la gente le toma par de añitos entender que cuando sus candidatos prometen un alivio contributivo sin precedente, a lo que se refieren es a exoneraciones contributivas a corporaciones gigantescas. Es más, tanto se tardan los palurdos estos en entender, que eligen por dos cuatrienios consecutivos a candidatos que prometen ‘mano dura contra el crimen‘ mientras la mitad de su gabinete se roba hasta los clavos de la cruz», recordó Fortuño, aparentemente evocando su experiencia como jefe de agencia durante la administración de Pedro Rosselló. «Y como la gente no sólo está inteligente, sino que también demuestran iniciativa, yo por si las moscas me voy a mudar a la Urbanización Zínzoras del Carajo», advirtió un muy juicioso Primer Ejecutivo.
A pesar de la opinión generalizada de que al Gobernador lo han sonado más que ha pandereta de Pentecostal en la prensa del país durante los pasados meses, Fortuño aseguró que en las próximas semanas se enfocará en comunicar los puntos positivos de sus propuestas actuales: «En realidad la mala imagen que tengo se deben a que hasta ahora los analistas no han entendido las OB-vias ventajas de nuestras medidas», expresó confiado Fortuño, mientras a través de la línea se escuchaba un ruido parecido al de un gigantesco embuste saliendo de una manga. «A decir verdad, yo no entiendo por qué la gente se queja, si con los despidos estoy cumpliendo dos de mis principales promesas de campaña a la misma vez: reducimos el gigantismo gubernamental, y eliminamos por completo el pago de contribuciones de 17,000 familias», explicó el Gobernador. «¡A eso le llamo yo un win-win situation! Este sí que es un alivio contributivo sin precedentes. ¡Sufre, Aníbal!», exclamó Fortuño, claramente satisfecho con el ancho de las mangas de su camisa.
El Gobernador dejó claro que continuará monitoreando de cerca la labor de sus subalternos, para así poder asignar responsabilidad tanto a los que la tengan como a los que no: «Está claro que la culpa de que hayamos botado empleados en vez de imponer contribuciones a bancos y corporaciones es del CAREF», dijo Fortuño sin que nadie le preguntara. «Además, estos insensibles despidos fueron culpa del JREF, mis fantasiosas promesas son culpa de mi ultra creativo comité de campaña, y las malas notas que están sacando mis trillizos en la escuela son culpa de Lucé», añadió. «Y para ahorrar tiempo, los próximos 17 desmadres por los que me preguntes son culpa de [Marcos] Rodríguez Ema», concluyó Fortuño, mencionando al nuevo Secretario de la Gobernación y culpable designado por las estupideces ejecutivas de los próximos dos años.
Al cierre de esta edición, se desconocía si el Gobernador había decidido llenar la vacante de Cogegaznatás en propiedad, o si seguirá culpando subalternos aleatoriamente.