«Tan enchula’os que estábamos con los trucos del payamago Tatín cuando nos criábamos… Si creíamos en eso: ¿por qué es tan difícil creer en la magia de la estadidad?», preguntó el joven Rosselló mientras su rapta audiencia se ahogaba en el océano de sus ojos azules. «Pero no me crean a mí: créanle a estados tan prósperos como Alabama, Misisipí, Arkansas y West Virginia. Visite las Apalaches. Vea la gloria y prosperidad que la estadidad le ha traído a estos sitios. Hmm, a lo mejor no usé los mejores ejemplos, pero qué importa; no nos va a pasar lo mismo que a esos estados y localidades de Estados Unidos porque… ¡magia!», prometió.
Al preguntársele si esa misma magia lo haría gobernador de Puerto Rico, este aclaró: «No: para eso voy a usar el encanto de ser el nene de Pedro Rosselló».