El sondeo electoral pretendía esclarecer las preferencias del votante boricua promedio y arrojó el resultado que cualquier hijo de vecino hubiera podido adivinar sin pasar tanto trabajo: que los puertorriqueños están ansiosos por utilizar el afamado «Voto Castigo®», empleado desde tiempo inmemorial para «sacar pa’ fuera al gobernador que odiamos hoy para elegir al que odiaremos mañana». El Instituto Checo de Investigaciones Baladís (ICIB), la organización a cargo de la encuesta, incluso le recomendó a la Comisión Estatal de Elecciones que modificara la papeleta para incluir una nueva opción que rece «Quienquiera Que No Sea el Gobernador de Turno», que facilitaría el conteo porque, cuatrienio tras cuatrienio, sería la opción más avalada por el electorado.
El Dr. Ion Paulik del ICIB explicó el raciocinio detrás de su estudio: «Llevamos estudiando al votante puertorriqueño desde hace varias décadas y hemos llegado a varias conclusiones incontrovertibles. Primeramente, al votante cuya abuela todavía cree que está votando por Luis Muñoz Marín y cuyo papá habla de Cuchín como si fuera un primo hermano, sin duda lo abrasa el fuego popular. Por otro lado, el votante cuyo abuelo cree que ‘solo el americano’ puede arreglarlo todo en Puerto Rico y cuya madre sostiene que a quien entramparon en el Cerro Maravilla fue a Carlos Romero Barceló, seguramente tiene varias palmas creciéndole en el patio. Y finalmente, el elector que va al Festival de Claridad no solamente para ver artesanías y que se la pasa hablando de Cuba como si fuera el modelo de gobierno a emular, está botando su voto y no hay que hablar más de él. A final de cuentas, quienes realmente afectan las elecciones son esos pocos electores que no le tienen lealtad a ningún partido y que simplemente votan para poner de patitas en la calle al partido que está actualmente al poder. Nuestros análisis concluyen que esa estrategia es tan válida como la de elegir a candidatos simplemente porque son hijos de un funcionario anterior».
«Sé que la campaña primarista aún no ha comenzado», opinó Miguel Peña, uno de esos mentados partidarios del «voto castigo», «pero yo pienso rajar la papeleta por quienquiera que no sea Agapito. No sé si me ahogaré voluntariamente y con to’ y tennis en los ojos azules de Ricky Rosselló o si votaré desganadamente por Pedro Pierluisi: yo solo sé que al Partido Actualmente en el Poder® hay que sacarlo a coces de La Fortaleza. Si la cosa está mala hoy día es única y exclusivamente por culpa del Incompetente Gobernador de Turno®, y solo el Candidato del Partido de Oposición® podrá sacarnos de este mierdero en el que mis correligionarios del Voto Castigo y yo sumimos al país en las elecciones pasadas cuando elegimos a Agapito para sacar a Luis Fortuño. Claro está, a Fortuño lo elegimos para castigar a Aníbal Acevedo Vilá… bueno, el punto es que esta estrategia de quitipón electoral tiene que funcionar un día de estos, ¿no? ¡Sería de locos pensar lo contrario!».
La encuesta también incluyó a los candidatos de partidos minoritarios que nunca han estado en el poder, pero sus resultados figuran exclusivamente como notas al calce debajo de candidatos ficticios tales como «Mickey Mouse», «La Madre que te Parió» y «Juan Dalmau».