Belcebú, por su parte, ni siquiera se molestó en negar las imputaciones de Robertson sobre el pacto diabólico que hiciera el pueblo haitiano: «Sí, es cierto que ellos me vendieron su alma para que yo los ayudara a deshacerse de los colonos franceses en el 1804», admitió Satán. «¿De qué otra manera se hubieran podido librar del yugo francés? ¡Duh!». Sin embargo, el Maligno objetó a la aseveración que la pobreza del país y el reciente terremoto se debieran a alguna represalia divina por el pacto satánico: «¡Ésas son pamplinas! ¿Hay algo más ridículo que pensar que hacer un trato conmigo resulte en desdicha? ¡Hay que estar bien tosta’o para pensar eso!», aseguró el demonio, evidentemente ignorando exactamente cuán «tosta’o» está Pat Robertson.
La demanda por libelo que radicó Belcebú por «tirar la imagen del Diablo por el suelo y menospreciar la eficacia de los pactos satánicos» pide una suma millonaria en daños y perjuicios por parte de Robertson, cuyos comentarios le costarán muchas almas al Maligno: «Dime tú: ¿qué alma pecaminosa se entregaría a mí ahora creyendo que en algunos años le voy a bregar bien Chicky Starr? Dejándose llevar por las aseveraciones del reverenducho de pacotilla este y por el mierdero que hay en Haití, nadie nunca me vendería el alma, porque déjame decirte que más jodí’o que Haití hay que mandarlo a hacer». Satanás expuso cómo, por el contrario, muchas personas le han vendido el alma con excelentes resultados, tales como Peyo (el creador de los Pitufos), el roquero Marilyn Manson y la exitosa animadora infantil Sandra Zaiter.
Robertson se defendió de las imputaciones del demonio insistiendo que su labor como evangélico en la Tierra es «desenmascarar la maldad doquiera que esté, revelar los planes malignos de Satanás, y joderle la vida a los patos», y que nada lo hará desistir de su propósito «mientras haya feligreses pendejos que me sigan enviando chavos sin importar las barrabasadas que siga diciendo en el supuesto nombre de Cristo». Hablando sobre la demanda, el Reverendo admitió que, aunque tiene «una fe infinita en nuestro Señor Jesucristo redentor de almas, ¡alábalo, que vive!», no descarta perder el juicio, «porque todos sabemos que los mejores abogados están en el Infierno».