¡Cómo soñamos por ser liderados por alguien que impone su voluntad sobre otros seres inferiores, sea con su intelecto, o con esas fotos comprometedoras, tomadas en un momento de debilidad por el que estaremos pagando todas nuestras vidas! ¡No podemos esperar tripearnos a medio mundo que se oponga al camarada Putin, porque eso es lo que queremos hacer y no porque estamos aterrados de que el próximo cafecito que nos tomemos tenga una pizca de polonio! ¡No podemos esperar cuando sus fuerzas libertadoras entren por Guánica y nos liberen tal como liberaron a Crimea!
Esa es la opinión sincera de este periódico y este reportero, que ciertamente no está amarrado a una silla en un sótano forzado a escribir este artículo, so pena de ser electrocutado por los testículos por un matón llamado Sergei.