El secretario de justicia de los Estados Unidos, Eric Holder, reveló que luego de informarse un poco sobre el penible estado actual de la Policía de Puerto Rico, instó al Director del FBI a que enviara más agentes federales a la Isla para arrestar al resto de los agentes de ley y orden boricuas, «porque francamente sería irresponsable esperar a tener causa probable de arresto contra todos ellos cuando la evidencia apunta a que, quien más y quien menos, se merecen ir de cabeza a la cárcel». Holder admitió que seguramente hay policías rectos y honorables en la Uniformada puertorriqueña, pero que es tan difícil precisar cuáles son que es más costo-efectivo que paguen justos por pecadores, añadiendo que eventualmente se podrá identificar a los oficiales honestos porque serán los que menos sobrevivan en la cárcel.
«Hablando claro», explicó el Secretario de Justicia, hablando claro, «los policías corruptos que arrestamos originalmente eran simplemente aquéllos tan pendejos como para dejarse agarrar. Eso quiere decir que los policías sucios más jaiba estaban todavía sueltos por ahí, haciendo de las suyas sin que nadie pudiera tocarlos. Ahora bien, con esta redada masiva y total, nos aseguramos de que no quedara ni un solo policía corrupto en las calles (las cuales, según leí en un periódico de alta credibilidad, están libres de tapones gracias a la merma policiaca)», acotó Holder, dándonos promo gratis, ¿vite?
Esta explicación trajo a colación la pregunta de que si los arrestos policiacos se daban simplemente por razones preventivas y de eficiencia, por qué entonces el FBI no arrestaba también a toda la ciudadanía, entre los cuales se encuentran indudablemente muchos criminales. «¡Por favor, eso es algo completamente ridículo!», tronó Holder. «¡Es obvio que no cabe tanta gente en las cárceles federales, jelou!».
Por su parte, el elemento criminal en la Isla no se mostró particularmente excitado por el arresto de todos los agentes policiacos: «Bah, ¿qué más da? El que ahora no haya policías en las calles no quiere decir que de repente podremos hacer lo que nos dé la gana donde nos dé la gana y cuando nos dé la gana… ¡así hacíamos antes de todos modos!».