«¿Cómo podemos pretender que nuestros pequeñines estén aprendiendo ajedrez en la escuela, si es el juego más incoherente del planeta?», preguntó Colón retóricamente. «Cada pieza se mueve de manera diferente, y muchas veces bien pelonamente. Por ejemplo, ¿cómo es eso de que el caballo se mueve en forma de ‘L’? Esto va en contra de lo que se enseña en la clase de Biología: ¿han visto alguna vez un caballo que camine de manera tan bisorioca? Además, el rey es la ficha más charra, mientras que la reina es la más poderosa — ¡aquí se ve claramente una agenda feminista! En conclusión, este jueguito no es sólo súper complicado, ¡sino que también es embrutecedor!», exclamó Colón, como si algo pudiera en efecto embrutecer a un funcionario de gobierno.
Colón intimó que a su parecer hay muchos otros juegos más sencillos a los cuales los estudiantes pueden dedicarle tiempo, que también pueden ser educativos: «Por ejemplo, a mí me encanta ‘Monopolio’: ¿qué mejor manera de preparar a nuestros niños a llegar a ser empresarios lambí’os y llenos de codicia que un juego cuyo único propósito es quedarte con to’? El mundo es de los que se las buscan, y el que no mama, no llora. También me gusta ‘Clue’: ¡nadie me puede negar que nuestra Policía podría aprender de ese juego cómo realizar una investigación efectiva! Finalmente, ¿qué mejor para nuestros estudiantes que el juego de ‘Life’? ¡Nada como ganar salario mínimo y yendo pa’ to’s la’os en un carro lleno de bebés para enseñarle a nuestras muchachitas que tranquen esas patas pero ya!».
La decisión de Colón de prohibir la enseñanza y práctica del ajedrez en el sistema educativo fue criticada por la Unión Nacional de Educadores y Trabajadores de la Educación (ÚNETE), organización famosa por gozar de las siglas más brutales después del Negociado de Investigaciones Especiales. ÚNETE esbozó su punto de que el ajedrez le da la oportunidad de participar en competencias escolares a estudiantes que no pueden participar en deportes (tales como niños que tengan impedimentos físicos, que sufran de problemas de salud, o que sean miembros del Club Audiovisual). Ante este argumento, Colón ripostó: «Jelou, para eso es que existe la clase de Educación Física: ¡para que finalmente esos nerdos que se la pasan rompiendo curvas en las otras clases finalmente tengan una en donde se cuelguen zalapastrosamente!».
Por su parte, Jesús Rivera Sánchez, el Secretario de Educación du jour, negó tajantemente que el ajedrez estuviera prohibido en las escuelas del país: «El bochinche que se armó a raíz de esta noticia me ha enseñado que aparentemente el ajedrez es absolutamente esencial para nuestros niños. ¿Quién se hubiera imaginado que el puertorriqueño promedio amase tanto el ajedrez? ¡A juzgar por cómo jodieron la pita cuando salió esta noticia, asumo que debería ser el nuevo deporte nacional! Además, yo pensaba que los nerditos de esta época que no dan pie con bola con los deportes lo que hacían era jugar con su Nintendo DS o Magic: The Gathering, pero parece que el ajedrez es la que es. Who knew?«. Respondiendo a preguntas sobre si la orden de prohibir la enseñanza del juego provino de su oficina, Rivera Sánchez rápidamente desmintió esa noción: «Para nada: eso surgió de ese tal Jorge Colón, que en su casa lo conocen. Yo no sé ni qué pito toca él en el DE, ¡pero ya mismito el único pito que va a tocar es el suyo, porque en cuanto yo averigüe quién es y dónde trabaja, lo voy a poner de patitas en la calle!».