«Con el propósito de cubrir completamente las necesidades alimenticias de los más necesitados», explicó González, «también estoy proponiendo una tarjeta complementaria a la del PAN que sirva para el consumo de dulces y postres». La rosquillera aficionada explicó el porqué de la nueva tarjeta: «Creo que es justo que cuando las personas de escasos recursos tengan ganas de comerse alguna golosina, éstas tengan a su alcance un plan alimenticio que les permita hacerlo: o sea, ¡a los pobres también les dan munchies!».
La presidenta cameral rechazó críticas sobre su expansión de la tarjeta del PAN para que incluyera «comida preparada», y defendió su propuesta de la DONA: «Hay gente que no tiene las facilidades para prepararse sus alimentos, y hay otros a quienes no les da la gana de cocinar y prefieren comer en Burger King o Kentucky. Ciertamente hasta yo he pecado de comer de vez en cuando en establecimientos de comida rápida», admitió González, para la sorpresa de nadie. «También entiendo que es lógico que si luego de comerse un Whopper a la persona le dan antojitos de comerse una deliciosa dona glaceada en Krispy Kreme, de ésas bien calientitas y acabaditas de salir del horno, bien fresquecitas — perdón, ¿de qué estaba hablando?», preguntó la legisladora, secándose las babas disimuladamente con la manga de la camisa.
González abundó sobre cómo funcionaría la tarjeta de la DONA: «Bueno, es bien sencillo: ésta será aceptada en Krispy Kreme, Dunkin’ Donuts, y cualquier panadería / repostería de la Isla, y servirá para llenar el hueco alimenticio que hoy día deja la tarjeta del PAN. Con ese fin, la DONA cubrirá todo tipo de repostería: cualquier variedad de dona, pastelillos de guayaba, quesitos, brazo gitano, etcétera. Después de todo», puntualizó González zalameramente, «¡no sólo de PAN vive el hombre!».