Fortuño manifestó que por él «está bien que haya gente que quiera protestar. Yo me pongo de acuerdo. Yo voy a una plaza pública y que me protesten a mí» (dándole así marcha atrás a años de la política de «Foquetazo a la Opinión Pública» que ha distinguido a su administración). Sin embargo, el Gobernador pidió que esa manifestación en su contra se dé en otra ocasión, «preferiblemente cuando el Presidente no me esté velando, porque eso me haría pasar un pachó; si hay algo que yo no tolero es que algún mandamás federal piense mal de mí» — haciendo que millones de puertorriqueños ignorados por años se pregunten exactamente qué hay que hacer para convertirse en un «mandamás federal».
«Si el Gobe no quiere que le hagamos pasar una vergüenza frente a su amo, que deje de darnos tantas razones para ello», aseguró Pedro «Tito» Campos, quien ya está planificando tener una línea de piquete montada cuando aterice el Presidente. «¿Fortuño se cree que lo mío es estar haciendo pancartas con mensajitos burlones, organizando a gente enfogoná’, e inventando estribillos revolucionarios a son de plena? Bueno — hablando claro, ¡sí, eso es lo mío! Pero si el Gobe no me diera tanto material como para dedicar todos mis güiquenes a protestar, estaría en casa de lo más tranquilo viendo La Comay o alguna pelea de boxeo, como Dios manda».
Preparándose para cualquier eventualidad, fuentes informan que Fortuño está considerando ponerle a Obama unas gríngolas hípicas en cuanto aterrice, para así evitar que pueda ver alguna pancarta de protesta con el rabito del ojo. «Aunque tenga que mentirle a mi Jefe y decirle que eso es algún tipo de vestimenta típica o algo así, lo haré», juró el Gobernador. «¡Le haré creer que todo Puerto Rico es Montehiedra y Encantada y que el resto es monte, aunque sea lo último que haga!», exclamó, al tanto que muchos deseaban que eso fuera, en efecto, lo último que hiciera Fortuño.