El presidente Obama explicó que «en Washington D.C. yo no pego ni una: los republicanos critican todo lo que hago, y mis correligionarios demócratas son tan pusilánimes y pajuatos a la hora de defenderme que pa’ eso que se queden calla’os. Sin embargo, en Puerto Rico todavía la gente respeta al Presidente, quien quiera que sea, y lo tratan a él (¡y básicamente a cualquier persona con poder en la esfera federal!) como si fuera un ente superior infalible que no se puede contradecir. ¡Así debería ser siempre!», declaró el Presidente con un suspiro desiderativo.
Obama recordó con añoranza cuando, por ejemplo, el entonces gobernador Aníbal Acevedo Vilá se doblegó servilmente cuando el gobierno federal impuso la cédula de identificación conocida como «Real ID», mientras que los estados protestaron y le dieron un «foquetazo federalista» al mandato. «En la Isla se implantó el ‘Real ID’ tan rápido», explicó Obama, «que seguramente en Washington se preguntarían si sería que el gobierno boricua pensaba que se trataba de algún tipo de ayuda federal — ¡porque a eso sí que los puertorriqueños nunca le dicen que no!».
El Primer Mandatario aseguró estar «ansioso de ir a un lugar donde no me consideren un socialista asesina-abuelas por el simple hecho de querer asegurarle seguro médico a todos los ciudadanos. Mejor que eso: un lugar donde la persona promedio no entiende la diferencia entre un demócrata y un republicano, y por ende no tienen ni siquiera las bases para detestarme por puras razones político-partidistas. ¿Será este el paraíso?», se cuestionó Obama. «¿Podré mudarme a Puerto Rico a tiempo completo y presidir desde ahí, rodeado de hermosas mujeres en vez de viejos blancos y sutilmente racistas quienes me odian simplemente porque mi apellido les suena foráneo?».
Por su parte, Pedro Pierluisi, Comisionado Residente en Washington, comentó: «Para citar a Calle 13, estoy que me meo de la emoción de que un presidente venga a visitar la Isla durante mi cargo, para que parezca que esto lo arreglé yo y así poder excusar mi presencia acá en D.C. Quiero que el presidente Obama se sienta muy a gusto durante su visita, y si se siente tan a gusto que luego quiere que Puerto Rico se convierta en el estado número 51… ¡mejor todavía!».