Los anillos decodificadores, parecidos a los que se regalaban como premios promocionales en revistas infantiles, están específicamente calibrados para traducir «el despingue lingüístico que es el inglés de Alejandro García Padilla a algo que asemeje al menos someramente el lenguaje de Shakespeare — o, como mínimo, el lenguaje de Jennifer López». No se sabe exactamente qué le permite a los aparatitos portátiles descifrar el inglés goleta hablado por el entrante primer mandatario, pero expertos aseguran que la misma tecnología se había usado anteriormente con otros masculladores de «el difícil» como Roberto Arango (quien, incidentalmente, causó que el primer prototipo de los anillos cogiera fuego espontáneamente y explotara).
«Para empezar, yo hablo el inglés tan bien como el puertorriqueño promedio«, se defendió García Padilla, ignorando el hecho de que el puertorriqueño promedio no es el Gobernador. «Lo otro es que en el salón donde se estaba llevando a cabo esa conferencia de prensa había mucho eco, y si es malo no entender muy bien el inglés, peor aún es no entenderlo bien en estéreo. Finalmente, simplemente estoy siguiendo la augusta tradición de los políticos boricuas de tener un dominio vergonzoso del lenguaje en el cual nos llegan los mandatos federales. Pero, hey, ¡al menos yo no soy estadista, ¿oíste, Chuchin?».
«This things has work much well beforely«, indicó García Padilla sobre los anillos, poniéndolos a prueba exponiéndolos a su inglés goleta. «If you put it on the finger, you comprehend that what I say. Obama wear one of this when we eat the Halfmoon at Kasalta, and he comprehend all that I say to him — the bad is that I don’t comprehend what he say to me back! Is OK: I simply move the head up and down and say ‘Ajá’ and he think I comprehend what he say. Is easy to speak ‘the difficult’!«, exclamó el gobernador entrante, desmintiéndose con sus propias palabras.
Por su parte, la periodista que le hizo la pregunta en inglés a García Padilla explicó: «Yo solo le hablé en inglés para troléarmelo un poquito y me funcionó a las mil maravillas. ¡La próxima vez le haré una pregunta con un acento británico bien podrí’o estilo ‘Downtown Abbey’, a ver si se me caga en la madre!».