Los individuos responsables por las explosiones que tomaron la vida de tres personas e hirieron a decenas más son Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev, dos hermanos nacidos en la antigua república soviética de Chechenia. Sus nombres «extraños y casi carentes de vocales» fueron el primer indicio para los racistas americanos de que los jóvenes provenían de «uno de esos países extraños e incivilizados — tú sabes, cualquiera que no sea los Estados Unidos», y los hizo notar con alivio que no eran «ni blanquitos esloquilla’os como Timothy McVeigh ni los mismos musulmanes jihadistas de siempre, sino otra especie de forastero digna de nuestro desprecio y rechazo — ¡o sea, que eran forasteros!».
«¡Cuánto me alegro que los malparidos que explotaron esas bombas no fueran uno de esos árabes barbú’s de siempre: eso ya está gaseado!», opinó Joe «Buster» Hallorann desde su cabaña montuna en Alabama. «O sea, mi familia lleva odiando a los negros por generaciones, y ya no da ni gusto. Cuando sucedió 9/11, nuestra tradición familiar de detestar a quienes son diferentes a nosotros se revitalizó al añadir al panteón de odio a los towel-heads… pero de eso va más de una década, y ya necesitábamos un cambio. ¡Ahora tengo que averiguar dónde rayos está Chechenia para saber hacia dónde dirigir mi desprecio!».
«Según tengo entendido –¡que no es mucho!– Chechenia es cerca de Rusia», ofreció por su parte James «Jimbo» Goggins, otro fino ejemplar del segregacionista americano del estado de Arkansas, «así que en mi mente son tipos gordos vestidos con gruesos abrigos de piel que se la pasan haciendo bailes cosacos y bebiendo vodka. Seguramente aborrecen a los Estados Unidos porque son unos comunistas de mierda que odian nuestra libertad y quieren indoctrinar a nuestros niños con sus valores ateos y lenguaje de jeringonza. Digo, no puedo –¡ni quiero!– verificar nada de esto, pero qué importa: ¡afortunadamente para ser racista, ser ignorante es solo un plus!».
Muchos racistas estadounidenses están usando «Google Images» para averiguar cómo suelen lucir los chechenos, «para así empezar rápidamente a insultar o golpear (o en el mejor de los casos, linchar) a cualquier extranjero que se nos parezca a ellos — ¡tal como hacemos con los hindús sikh que gracias a sus turbantes se nos parecen a los musulmanes!».