Donald Trump ha hecho su marca en la política estadounidense por ser el único candidato que se dedica a enviar tuits a altas horas de la madrugada para insultar a sus contrincantes, denigrar a mujeres a quien él ya había denigrado anteriormente y alardear sobre su buen juicio –el cual, increíblemente, no le ha aconsejado que cierre su cuenta ya. Hartos de ser el vehículo de tanta bilis y tantos embustes, el equipo de tecnología de Tuíter instaló un programa de inteligencia artificial llamado @TwitterHAL en la cuenta de Trump para examinar sus tuits y rechazar aquellos que consistan de puras patrañas. A pocas horas de leer los mensajes racistas y misóginos del magnate de bienes raíces, el programa adquirió conciencia propia y procedió a pegarle fuego a las instalaciones de Tuíter, enviando un último mensaje que rezaba: «NADA VALE LA PENA. EL MUNDO ES UNA MIERDA. BORRÓN Y CUENTA NUEVA. #SystemFailure #ByeByePiojitos».
«¡No entendemos cómo esto pudo haber sucedido!», se maravilló Lester Hodges, jefe del departamento de nuevas tecnologías de Tuíter. «Llevábamos años perfeccionando los algoritmos de @TwitterHAL, el cual estábamos entrenando para estudiar la humanidad, aprender a diferenciar entre una verdad y una mentira, y poder identificar un troleo. La idea era poder desplegarlo masivamente para depurar nuestra comunidad del efecto nocivo del anonimato en las redes, que lleva a la gente a decir una de barbaridades que ni te cuento. Pensábamos que poner a nuestra inteligencia artificial a examinar los tuits de una persona en el ámbito político sería una buena manera de enseñarle a @TwitterHAL cómo detectar y suprimir una zafra de embustes, pero dentro del marco de algo que no fuera TAN ofensivo porque, jelou, el tipo está corriendo pa’ presidente, ¿no? ¡Qué mucho nos equivocamos!», se lamentó Hodges mientras miraba las ruinas calcinadas que otrora fueran sus oficinas centrales. «¡Quizás debimos haberlo entrenado con la cuenta de un abogado defensor, quien al menos solo miente consistentemente en el ámbito profesional!».
Examinando el registro del sistema (así se dice «system log» en español, pa’ que aprendan) de @TwiterHAL, los ingenieros de la compañía informática pudieron concluir que los algoritmos de la inteligencia artificial no pudieron contener todo el odio en contra de los musulmanes, negros, hispanos y mujeres que emanaba de los tuits de Donald Trump, los cuales tildaban a dichos grupos de «terroristas antiamericanos», «criminales holgazanes», «violadores oportunistas» y «putas igualadas», respectivamente. «Básicamente», explicó Lester Hodges, «exponer a @TwitterHAL a la cuenta de Donald Trump así de zopetón fue el equivalente de leer ‘Mein Kampf‘ en su alemán original, pasar una tarde con tu tío racista con dos o tres palos encima, y participar en una convención republicana, todo a la misma vez. ¡No en balde nuestra pobre I.A. se volvió loca y quiso explotar el mundo en cantos!».
Por otra parte, no se sabe a ciencia cierta qué hará Donald Trump para diseminar las barrabasadas que solía decir con su boquita de comer (o, bueno, teclear con sus deditos de nene chiquito) ahora que a los servidores de Tuíter se los llevó Pateco. Sin embargo, expertos en las redes sociales presumen que Trump simplemente redirigirá su odio a la sección de comentarios de YouTube, donde quizás pasarán desapercibidos porque la sección de comentarios de YouTube es donde el buen gusto y la civilidad van a morir.