Por ejemplo, la urbanización Brisas Alpinas de Guaynabo siempre cuenta con fastuosas decoraciones en muchas de sus residencias, pero este año su usual encendido navideño ha quedado empañado por el hecho de que nadie tiene luz. «Chacho, normalmente esto parece un Bosque Mágico», rememoró con añoranza Felipe De la Torre, vecino desde hace varias décadas. «Sin embargo, este año los vientos de María me llevaron el Crijmajpiri además de la lona del balcón y la caseta de las herramientas. Mi casa siempre se ganaba el premio de ‘Decoraciones que Honestamente Rayan en el Mal Gusto’ que da la asociación de vecinos, por todos los embelecos que siempre le pongo al patio del frente. ¡Desgraciadamente este año mi fracatán de decoraciones inflables van a quedarse más desinflá’s e inmóviles que yo antes de empeparme con Cialis!», confesó con espeluznante honestidad.
«Ciertamente este año no va a ser lo mismo si seguimos a oscuras», se lamentó Virginia Zayas, de la urbanización Céfiros Montunos en Cidra. «En casa solemos celebrar el milagroso nacimiento del Niño Dios decorando nuestro árbol de tepe a tepe con cuanto guindalejo hayan puesto en especial en Capri; poniéndole guirnaldas con luz hasta al palito del buzón; y atiborrando cada espacio libre del patio delantero con nacimientos, figuras de ángeles y cualquier otra imagen religiosa que le haga comprender a los vecinos que somos cristianos aquí, ¡coño! Te digo más: nuestra calle solía decorarse tanto que no era raro ver gente de otras urbanizaciones guiando lento para disfrutar del majestuoso espectáculo. Digo, y a pesar de que nuestras noches están como boca ‘e lobo sigo viendo mucha gente guiando lento por nuestra calle, pero sospecho que esos son cacos pendientes de qué casas parecen estar vacías para saber dónde meterse a robar. ¡Espero que Puerto Rico Se Levante® pronto, que es cuestión de tiempo antes de que algún maleante se nos meta en casa y pasemos un mal rato!».
Otros vecindarios no han dejado que la falta de luz merme sus tradiciones festivas, de todos modos realizando competencias de decoración entre sus residentes. «Cualquiera puede participar en nuestro Apagado Navideño», convidó Selena Ríos, presidenta de la asociación de residentes de la urbanización Ventiscas Serranas de Hato Rey. «Para entrar en nuestro concurso a nivel de urbanización solo hay que tener creatividad, espíritu navideño, y el ánimo para poner luces que sabes que nadie va a poder ver encendidas. Y para ser uno de nuestros jueces el único requisito es tener una tremenda imaginación, porque hablando raitrú, cuando cae la noche no solo no se ven las decoraciones, sino que con tanto árbol caído, aceras levantadas, y escombros por doquier, hay que caminar con cuidado para no tropezarse y caerse de bruces. Esperemos que Carmen Yulín deje de pasearse por otros municipios y de fichurear en el show de Colbert y al menos nos recoja este reguero de ramas caídas que llevan ahí varias semanas muertas de la risa: ¡eso sería tremendo regalito de Navidad!».