Rick Santorum, cuyo apellido no deberías googlear en el trabajo, estará aquí el miércoles buscando votos en las primarias republicanas a celebrarse próximamente en la Isla. Hasta la fecha, la contienda primarista republicana no ha tenido mucho que ver con el electorado puertorriqueño, primero porque los candidatos han estado concentrando sus esfuerzos en primarias anteriores, y segundo porque francamente nadie tiene la más leve idea de si los puertorriqueños pican para el lado demócrata o el lado republicano. «En Puerto Rico la gente solo sabe de los tres partidos locales y nada de los dos partidos nacionales», explicó el manejador de campaña de Santorum. «¡Lo cual es perfecto, porque así podemos comerles el cerebro de que deben ser republicanos, aunque no entiendan qué rayos quiere decir eso!».
«No estoy acostumbrado a tener que estar haciéndole cucas monas a tanto hispano», admitió Santorum, cuyas severas posturas en contra de los inmigrantes ilegales tienden a espantar a cualquier votante con el menor ápice de melanina. «Mis comentarios en contra de la inmigración ilegal podrían ser percibidos como subyacentemente racistas, dado que nunca hablo de ilegales canadienses o europeos, sino más bien de los que llegan del sur mojaditos y con ganas de trabajar», admitió. «Sin embargo, quiero que los boricuas sepan que yo sé distinguir entre un mexicano ilegal y un puertorriqueño… ¡bueno, yo no sé distinguir, hablando claro, pero confío en que los agentes de inmigración sí!».
Los manejadores de Santorum han estado inculcándole qué cosas debe decir y qué no para agradar al votante boricua. «Mis puntos de vista socialmente conservadores a ultranza aparentemente serán tremendo hit en la Isla», explicó el candidato. «Puedo pasármela todo el santo día hablando de meter la religión en todos los aspectos del gobierno, de prohibir el aborto, y de restringirle los derechos a los homosexuales, y los puertorriqueños me vitorearán. ¡Es más, me cuentan que podría hasta usar epítetos como ‘pato’ y decir que los homosexuales son ‘gente torcida’ y los votantes, en vez de ofenderse, me reirían las gracias y hasta me elegirían Presidente del Senado!». Por otro lado, su mantra republicano fiscalmente conservador le podría traer problemas: «Yo creo que el Gobierno no debe estar invirtiendo dinero en programas sociales y que nadie debe vivir del mantengo — ¡pero eso me lo voy a quedar calladito mientras esté tratando de conseguir votos en Puerto Rico!».
Afortunadamente para los republicanos, el puertorriqueño promedio en efecto no entiende la diferencia entre el Partido Demócrata y el Partido Republicano. «Mientras estos votantes boricuas no se enteren que el Partido Demócrata es el del ‘ay, bendito’ y el de repartir el mondongo, creo que estaré bien», concluyó Santorum. «¡Aunque qué rayos, si Puerto Rico no tiene ni voz ni voto en las elecciones generales, así que a quién le importa lo que piensen ahí!».