Rolando Crespo opinó en una entrevista radial que están siendo unos hipócritas quienes en el pasado le recriminaron su uso de la cocaína pero ahora avalan la despenalización de la marihuana. «¿Cómo es posible que en ese entonces mi uso recreacional de cocaína haya sido el acabose, pero hoy día el uso recreacional de la marihuana no sea un problema?», cuestionó Crespo con lógica inexpugnable. «Pues sabrán que la realidad es que el uso de ambas sustancias debe continuar siendo prohibido: ¡así es que vale la pena usarlas! Las drogas son mejores mientras más ilegales son. Como todo en la vida, la emoción está en lo clandestino: tener sexo con una amante, guiar por el paseo a la hora del tapón, o estacionarse en un espacio para impedidos en vez de dar vueltas como un idiota buscando parking«.
Crespo añadió: «Por Dios, ¿qué chamaquito con dos dedos de frente se metería a la boca un cigarrillo hecho de un yerbajo silvestre y llenaría sus pulmones de un humo irritante y maloliente solo para cogerse una trapo de nota, si pudiera hacerlo públicamente como si nada? La legalización de la marihuana le robaría a nuestra juventud una valiosa manera de retar la autoridad. Esta se vería entonces obligada a tomar medidas más drásticas y permanentes de llevar la contraria y enfadar a sus padres, tales como: hacerse tatuajes con ridículos caracteres chinos; casarse con el primer bambalán o la primera fleje que les menee el rabo; o en el más drástico de los casos, estudiar para ser abogados. ¿Y quién preferiría eso a simplemente tener mafuteros en sus casas viendo Spongebob Squarepants y comiendo Funyuns?».
El exrepresentante concluyó que «solo manteniendo las drogas como el fruto prohibido nos podremos asegurar que sigan siendo la manera favorita del puertorriqueño promedio de liberar el estrés que no sea yendo a Disney World». Al indicarle al exrepresentante que a pesar de que el alcohol es legal, la gente sigue ingiriéndolo sin problema alguno, este replicó: «Sí, eso es cierto — ¿pero qué mejor jumeta que la que se coge el día de elecciones cuando hay Ley Seca? Es más, si por mí fuera, volveríamos a la era de la Prohibición y estaríamos todos bebiendo guilla’ítos en barras ilícitas, huyéndole a la Policía y haciendo gárgaras con Listerine antes de ir al trabajo para tapar el tufo a Ron Don Q. Qué rayos: en esas condiciones de clandestinaje, ¡hasta con aguarrás me daría una borrachera yo, o peor aun, con Palo Viejo!».