En lo que parece ser un libreto rechazado de película de Jerry Bruckheimer, unos ladrones armados asaltaron el pasado miércoles la tienda de armas Mudafort en Santurce, y cuando llegó la Policía los malhechores presuntamente escaparon todos. Sin embargo, para asegurarse que ninguno de los criminales estaba aún en los predios, la Uniformada desplegó agentes de la Policía municipal y estatal, del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), de la unidad canina, de la unidad SWAT, de la división de explosivos y de operaciones tácticas, e incluso utilizó inexplicablemente un tanque blindado y un robot (aunque estos últimos los usaron, en una confesión confidencial de un agente, «sólo por chulear, porque ¿cuándo carajo más vamos a poder usar un foquin tanque y un robot?»). A pesar de que luego de la extensa búsqueda no se encontró a nadie en el local, el jueves por la mañana la dueña de la tienda encontró que le habían vaciado la bóveda y robado armas de fuego, presuntamente porque algunos de los asaltantes pernoctaron en la tienda y se escaparon sigilosamente por la puerta de atrás, como ladrón en la noche (¡literalmente!).
Aunque al principio el Superintendente José Figueroa Sancha catalogó de «pelón» que los criminales hayan podido evadir la búsqueda intensa que sus agentes realizaron en el local, y se quejó de que «Es bien fácil siempre echarle la culpa a la Policía de Puerto Rico» cuando las cosas salen mal, luego de una investigacón de los hechos, él tuvo que retractarse. «Ok, ok, mala nuestra», admitió Figueroa Sancha. «Luego de revisar evidencia de video en la tienda, parece que lo que pasó fue que, para evitar que todos nuestros agentes los encontraran, los sujetos se quedaron bien quietecitos para que los confundiéramos con maniquíes (igualito que en la película ‘Mannequin’, aunque sin el side-kick negro pato). También pudimos constatar que los individuos esperaron a que se fueran nuestros agentes el miércoles por la noche y luego usaron equipo de la tienda misma para montar una caseta de campaña, hacer una hoguera, y hasta rostizar marshmallows sobre el fuego. O sea, ¿cómo se supone que los agentes que estuvieron vigilando la entrada de Mudafort hasta las seis de la mañana hubieran sabido que ver una fogata dentro de la tienda era algo sospechoso?».
«¡Se los dije, coño, se los dije!», celebró victoriosa Arlene Mudafort, la dueña del comercio, quien fue quien originalmente insistiera que tuvo que haber sido que algunos de los criminales burlaron la búsqueda de los agentes policiacos, una hipótesis que la Uniformada inicialmente descartó. «Tanto agente, tanto perro y tanto robot pa’ na’: ¡igual me robaron hasta los clavos de la cruz! ¡Hubiera salido mejor yendo yo maniquí por maniquí dándole una patá’ en las bolas a ver si eran de verdad o de embuste!». La comerciante aseguró que la próxima vez que tenga problemas de índole criminal ni se molestará en llamar a la Policía, «porque si ni siquiera con un robot estilo ‘Short Circuit‘ y hasta un tanque con brazo mecanizado logran agarrar a los tipos, ¿cómo son mejores que simples guardias de palito?». A modo de conclusión, Mudafort sentenció: «El Superintendente Figueroa Sancha se quejó de que era ‘fácil’ echarle la culpa a la Policía… ¡pues claro que lo es, si son una partida de ineptos!».