«Esto de ser parte de la corrupción del país no era tan malo como pensaba. En verdad es… embriagante», expresó El Cangrimán mientras se servía un poquito más de Coors Light en una copa de brandy. «¿Acaso significa esto que podemos conseguirnos un contratito con Educación? ¡Alguién póngame a Keleher en la línea uno, pa’ que me acomode! ¡Espérate! ¿Cómo es? ¿Que el Secretario de Estado renunció?… ¡Alguien ponga a Ricky en la línea dos!», ordenó, a nadie en particular.
Por su parte, El Rata ya trabajaba arduamente una propuesta para un contrato gubernamental, sabiendo que, al ser aparentemente parte del corillo de Telegram, esta sería aceptada sin siquiera ir a subasta pública. «Mi propuesta es para la creación de un curso sobre seguridad cibernética para empleados gubernamentales titulado: ‘¡NO ESCRIBAS ESO EN UN CHAT NI PA’ LOS PASTORES!’, que básicamente resume el criterio más importante sobre la seguridad en el Internet. Anticipo que este seminario ha de enseñarse en todas las agencias de gobierno, por el bajo costo de $100,000 por persona. ¿A quién le traigo el contrato para que me lo firme, Ricky?», le escribió apresuradamente la rata maicera al gobernador por Telegram, antes de que o renuncie o lo residencien pa’l carajo.
Finalmente, el tercer y por mucho más vago miembro del equipo editorial de El Ñame, Oscar Marrano, se expresó consternado ante la posibilidad de que la reputación del rotativo se vea adversamente afectada al ser asociado a lo que llamó «conversaciones de fraternos universitarios que se pajean con el catálogo de Sears». «No puedo creer que el tipo ese del KOI nos haya mencionado en un chat en el que se hace referencia al Black Angus, a reinas de belleza con pelucas en sus trajes de baño y a senadores que usan bicicletas sin sillín», expresó exasperado Marrano mientras le tumbaba al Cangrimán su opulenta copa de cerveza caliente. «¿Dónde están las burlas e insultos a los evangélicos, a los periodistas micropénicos o a Evelyn Vázquez, por Dios? ¡Esta gente son unos amateurs!», sentenció indignado Marrano, quien sin embargo se mostró abierto a la posibilidad de ocupar un puesto en el recientemente desierto gabinete del Gobernador porque «hablando claro, eso de chatear y tuitear to’ el santo día por $100,000 al año me vendría de lo más bien, ¿vi’te?».