«No me cabe la menor duda de que en este grupito aquí se encuentra la persona responsable de la fechoría», aseguró certero el superintendente José Figueroa Sancha, oteando el gran número de rameras que sus subalternos habían logrado identificar y traer al cuartel de policía. «En cuanto me enteré que algún malhechor había allanado la propiedad de la empresaria conocida popularmente como Maripily, rápido pensé que tuvo que haber sido alguna prosti de Santurce, o quizás alguna ama de casa cuarentona con ínfulas de jovencita… pero bueno, empecemos por lo obvio primero, ¿no?».
El Superintendente confesó que tomó un interés personal en el caso por tratarse de Maripily, una de las «armas de distracción masiva» empleadas por la administración de Luis Fortuño para desviar la atención del Pueblo hacia asuntos baladís cuando el Gobierno mete la pata de manera apoteósica. «Tenemos que mantener a Maripily contenta», confirmó Figueroa Sancha. «¡Gracias a ella y a Primera Hora es que hemos podido hacer lo que nos ha dado gusto y gana mientras ustedes están eslemba’os leyendo chismes inconsecuentes como si fueran noticia!».