La iglesia del exluchador Hugo Savinovich, que realmente se llama «Atángana para Cristo» porque no nos hubiéramos podido inventar eso ni en mil años, sirvió de inspiración para el rabino Moshe Leibowitz. «Yo le puse a mi iglesia ‘Atángana para Cristo’ para captar la atención de los tres gatos que aún tengan gratas memorias de la WWE de su infancia y que todavía se acuerden de mí», explicó Savinovich. «Ahora bien, si este rabino quiere ponerle a su sinagoga un nombre que pueda atraer la atención de los jóvenes con la misma certidumbre que atraerá la ira de Dios, allá él… ¡al menos Jesús era bien peace and love y sé que no le molestará que el nombre de mi congregación parezca instar a que alguien le brinque encima desde la tercera cuerda!».
«Estoy preocupado que la edad promedio de las personas que van mi sinagoga es ‘muerto'», admitió el rabino Leibowitz. «Pensé que quizás era porque el nombre ‘Sinagoga Beth Israel’ no atrae a la juventud, y que al ponerle algo más excitante podría hacer que más gente llene los bancos. O sea, ¿quién no querría darle un atúquiti a Yavé? Acuérdense que nosotros los judíos no creemos en Jesucristo, que es el relacionista público más hippietón que una deidad iracunda y vengativa podría querer. Mira nada más: Yavé mandaba plagas, te ordenaba a matar a tu primogénito y te convertía en una estatua de sal solo por mirar pa’ donde no debías — ¡si alguna deidad se merece una buena pezcozá’, es la nuestra!», exclamó orgulloso es estudioso hebreo.
El líder judío adelantó que está planeando darle nombres excitantes a distintas celebraciones hebreas que puedan resultar llamativos a los miembros más jóvenes de su comunidad, tales como: «Hannukah X-tremo» (descrito como «Hannukah, pero prendiendo petardos en vez de velas»); «Seder Sádico» (donde en vez de tener que esperar diez horas para comer, tienes que esperar como veinte); y «Brutal Bris» (donde la circuncisión la hace el rabí con un alambre de púas despues de haberse dado par de juanetazos). «Espero que esto funcione», expresó el rabino con un suspiro, «porque si no, ¡todas las sillas de mi sinagoga van a estar tan vacías como la que le separamos al profeta Elijah!».