«Según nos dicen, este país es uno de tradición ‘machista’, donde ciertos seres llamados ‘mujeres’ se sentirían, ¿cómo se dice? –‘acosadas’… por este tipo de anuncios», explicó Peter Mueller, representante de la compañia Mondelez International, dueña de la marca de chicle Dentyne. «Jamás y nunca nuestra corporación querría que un miembro sin descubrir de la raza humana se sintiera incómodo con este tipo de publicidad. Es por eso que hemos ordenado el retiro de estos anuncios para que esta especie –espérate, me dicen que el término apropiado es ‘género’– pueda sentarse con tranquilidad en el Tren Urbano, sin sentir que una poderosa multinacional está deshumanizándolos –que diga, deshumanizándolas», aseveró con torpeza.
Al preguntarle al alto ejecutivo si este tenía madre, aseguró, con cara de lechuga y probablemente diciendo la verdad, que fue creado sintéticamente en un laboratorio.