La Habana, Cuba – Luego de varias indagaciones sobre el presidente de Cuba, Fidel Castro, cuya salud ha estado por varias semanas en tela de juicio, se ha hecho el sorprendente descubrimiento de que Castro en realidad había muerto hace más de una década, y que su cadáver reanimado es lo que lo ha remplazado por todo este tiempo sin que nadie se percatase. Al parecer, el encanto que lograba mantener vivo el engaño ha amainado con los años, razón por la cual últimamente a Castro se le ha visto desmejorar más y más (hasta el punto que hasta el ano tuvieron que remplazarle).
Sufriendo un desperfecto temporal, el cadáver reanimado entra en un rictus facial
El hermano del difunto reanimado, Raúl Castro, ya no pudo negar los hechos. “Bággame, ya no lo puedo eccondé má’… La cosa es que habíamos bitto ‘Weekend At Bernie’s 2‘ y nos guttó pilas, y cuando Fidelito se nos murió en el ’94 se nos ocurrió hacelle un fufú como el de la película para podé seguí usando su imagen frente al pueblo cubano”. De hecho, gracias a que un desafortunado pero hilarante efecto secundario del embrujo hace que el cadáver empiece a bailar torpemente al escuchar música calipso, el gobierno cubano tuvo que prohibir misteriosamente ese género de música “para evitá bochonnos púbblicos”.
Al escuchar calipso, el cadáver de Fidel Castro no puede evitar moverse al ritmo de la música, para la vergüenza de sus correligionarios
“No veo poqqué se sorprenden tanto, po’ ttubbida”, dijo Virgilitico Santana, un habanero exiliado radicado en Miami, entre la humareda de su cigarro marca Cliché Cubano. “¡Si ese viejo llevaba repitiendo el mimmo maddito diccusso dedde hace veinte años! Que si la Revolución pa’qquí, que si el gobbienno imperialista yanqui pa’ccá… ¡Po’ DDió, si hasta un loro amaestrado podría dar sus diccussos!”
El cadáver reanimado de Fidel Castro junto a su hermano Raúl, quien lo está manteniendo erguido para mantener las apariencias
Poco se conoce sobre el misterioso hechizo que ha logrado que el cadáver de Castro haya permanecido en relativo buen estado de conservación por tantos años, pero personas versadas en las artes de la brujería aseguran que para confeccionar una poción de tal evergadura se requeriría como mínimo dos ojos de sapo concho y diez gotas de sangre de persona bien alimentada para cada dosis diaria (por lo que quizás no se haya podido continuar reabasteciendo el cadáver con más brebaje, tras la fatal exsanguinación de los únicos dos donantes que restaban en Cuba).