Luthana Gygax, Alta Sacerdotisa de la Orden del Cuerno Sagrado de Baco, explicó que en el seno familiar de su niñez «la celebración del solsticio de invierno era muy solemne, y estaba revestida de significado — ¡no como hoy día, que la gente se va por ahí de comedera y bebelata, canturreando villancicos chabacanos sobre glotonería y alcoholismo que ni siquiera hacen alusión al dios Mitra, quien nació el 25 de diciembre!». A decir verdad, el Festival de la Saturnalia, como los romanos conocían las fiestas que comenzaban a celebrarse el día de Navidad y que culminaban el 6 de enero, era conocido por banquetes nocturnos e intercambios de regalos, «pero en la época moderna, la gente ya ha olvidado el verdadero significado de las fiestas: ¡agradar a Saturno, el dios de la agricultura!».
A Gygax no le molesta solamente que en la actualidad sus sagradas celebraciones del solsticio de invierno hayan sido «corrompidas y manipuladas casi al punto de hacerlas irreconocibles», sino también el hecho de que el consumismo desmesurado está empañando su significado verdadero. «Está bien que amigos y familiares se regalen figuras de terracota, frutas o velas como parte del festejo — ¿pero por qué hay que gastar tanto dinero comprando juguetes, ropa o joyería? ¡Al menos regalando obsequios sencillos no hay que ir a Plaza Las Américas a perder un día entero buscando parking, haciendo fila para pagar, o bregando con cajeros malcria’os!».
La sacerdotisa pagana también rememoró cómo en su infancia su familia traía un roble dentro del hogar en el mes invernal de diciembre «para asegurar el regreso del Sol — pero hoy día la gente lo que hace es comprar árboles de plástico y ponerles guirnaldas con lucecitas chipichapes. ¿Y alguien me puede explicar el significado y la relevancia de un palo de embuste con bolas de cristal que le guindan? ¡A quien tanto le guste admirar objetos inútiles con bolas de pura decoración, solo tiene que darse la vuelta por el Capitolio!».